¿Defensa de la libertad o contradicción espiritual?

Querid@s amigos! hoy les comparto este versículo para la reflexión de hoy:

“Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes” (Mateo 7:12)

La decisión del Gobierno de recurrir la prohibición del rezo musulmán en Jumilla, impuesta por PP y Vox, plantea una tensión profunda entre la libertad religiosa y la instrumentalización política de los derechos. Desde una perspectiva bíblica, la defensa de la libertad de culto es un principio noble, pero solo si se aplica con coherencia, sin hipocresía ni doble rasero.

Cuando los gobernantes se presentan como defensores de la pluralidad, pero ignoran o desprecian las raíces espirituales de su propio pueblo, ¿no están cayendo en la misma incoherencia que denuncian? ¿Puede un gobierno que relativiza la fe cristiana y promueve leyes contrarias al Evangelio presentarse como garante de la libertad religiosa?

“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí” (Isaías 29:13)

La Escritura nos advierte contra los líderes que usan el lenguaje de la justicia para fines ideológicos. Defender el derecho al rezo musulmán puede ser justo, pero si se hace desde una lógica partidista o para atacar a otros sin examinar el propio pecado, se convierte en una forma de fariseísmo moderno.

La verdadera libertad religiosa no se impone desde arriba, ni se manipula desde el poder. Se vive desde el respeto mutuo, la humildad y la coherencia espiritual. Y todo gobierno que pretenda legislar sobre lo sagrado sin temor de Dios, se expone al juicio de Aquel que pesa los corazones.

“No hay autoridad que no provenga de Dios, y las que existen han sido establecidas por Él” (Romanos 13:1)

Pero esa autoridad debe reflejar justicia, verdad y respeto por lo trascendente. Si no lo hace, pierde su legitimidad moral, aunque conserve su poder legal.

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