Características de Jesús según la Biblia.

Queridos amig@s! Gracias por visitar este nuestro espacio dedicado a defender las verdades del Evangelio! Hoy les comparto los atributos de nuestro señor Jesucristo que es la persona central de la Palabra de Dios. Así que es de vital importancia acudir a la Palabra de Dios y ver algunas de las cosas que Jesucristo es. Digo “algunas”, porque es imposible examinar todo lo que la Biblia dice sobre Jesús porque van más allá de nuestro entendimiento. Sin embargo, espero que las cosas que vamos a ver hoy nos ayuden a apreciar a Jesucristo, así como lo que es para nosotros de una mejor manera.

1. Jesucristo: Hijo de Dios

Para empezar nuestra investigación sobre las cosas que Jesucristo es, iremos a Juan 10:35-36. Ahí, Jesús, durante una conversación que tenía con unos judíos dijo:

Juan 10:35-36 
“Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?”
Como podemos ver en este pasaje, Jesús dijo que él era el Hijo de Dios, lo cual significa que Dios era su Padre. Por lo cual, lo primero que vemos que Jesús es, es Hijo de Dios. El hecho de que Jesucristo era sin duda el Hijo de Dios se testifica también en muchas más Escrituras. Como por ejemplo, cuando el ángel le anunció a María que ella sería la madre de Jesús, también le dijo que él sería llamado Hijo de Dios. Lucas 1:35 dice:
Lucas 1:35
“Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.”
Además, Dios, dos veces, una en el Bautismo de Jesús (Mateo 3:16-17) y otra en el monte de la transfiguración (Mateo 17:5, lo declara públicamente como Su Hijo. Los pasajes dicen:
Mateo 3:16-17
“Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”
También en Mateo 17:5
dice: “Mientras él [Pedro (ver Mateo 17:1-4 para el contexto)] aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.”
Además de los anteriores, otro certificado al que la Biblia se refiere como prueba de que Jesús es sin duda el Hijo de Dios es el hecho de que Dios mismo lo levantó de los muertos. Romanos 1 habla al respecto:
Romanos 1:1, 3-4 
“Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos
A todo lo anterior le podríamos agregar muchos más registros que declaran que Jesús es Hijo de Dios. Por lo tanto, lo primero que vemos que Jesús es, es Hijo de Dios.

2. Jesucristo: Salvador del mundo

Habiendo visto que Jesucristo es Hijo de Dios vamos a continuar para ver algunas otras cosas más que él es. Para empezar, vamos a 1 de Juan 4:14, donde leemos:

1 de Juan 4:14
“Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo.”
También en Juan 12:47 Jesús dice:
“Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.”
La salvación requiere un salvador, alguien que la ponga a nuestra disposición. Como el pasaje anterior pone en claro este salvador es el Señor Jesucristo. En Romanos 10:9 dice:
Romanos 10:9 
“que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.”
Además Hechos 4:12 nos dice sobre Jesús:
“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”
La salvación es imposible sin Jesucristo, porque solamente en Él la hay y no se puede obtener, sino solamente confesándolo como Señor y creyendo que Dios lo levantó de los muertos. Por lo cual, una segunda cosa que vemos que Jesús es, es el Salvador, el único en quien hay salvación.

3. Jesucristo: Señor

Además de Hijo de Dios y Salvador, otro titulo que se usa para Jesucristo es el de Señor. En cuanto a la palabra “Señor” esta es una traducción de la palabra en griego “kurios” que significa jefe, alguien que está en la posición de autoridad.

Que Jesucristo sin lugar a duda está en posición de autoridad se demuestra mediante el hecho de que es llamado “el Señor Jesucristo” 82 veces en la Biblia. Aparte de eso, hay también muchos pasajes en la Biblia que se refieren a su señorío y autoridad, como en Filipenses 2:9-11 que dice:

Filipenses 2:9-11 
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”
También 1 de Corintios 15:24-28 
“Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.”
Como el pasaje anterior pone en claro, todo y todos es o será puesto debajo de sus pies. La única excepción es Dios ”que sujetó a él todas las cosas” y a quien Jesús mismo está sometido. Aparte de Dios todo o todos los demás son o serán sometidos debajo de sus pies para que “toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”.

4. Jesucristo: la cabeza de la iglesia

No solo Jesucristo es el jefe, el Señor, de todo hombre que cree en Él, sino que también es la cabeza, el jefe, del total de todos aquellos que creen en Él los cuales componen lo que la Biblia llama “iglesia”. Colosenses 1:18 dice:

Colosenses 1:18 
“Y el [Jesucristo] es la cabeza del cuerpo, la iglesia”
También Filipenses 4:15-16 dicen: 
“sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo [la iglesia], bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”
Como el pasaje anterior aclara, la iglesia no es un edificio, sino un cuerpo, que se compone de cada uno de nosotros lo que hemos confesado con nuestra boca al Señor, el jefe, Jesús y creímos en nuestro corazón que Dios lo levantó de los muertos. Como en 1 de Corintios 12 dice sobre este cuerpo y sus miembros:
1 de Corintios 12:12-14,18,27 
“Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.”
También 1 de Corintios 11:3 
“Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.”
Cada uno de nosotros es miembro del cuerpo de Cristo y tiene a Cristo como Señor. Todos nosotros juntos componemos el cuerpo de Cristo, la iglesia, la cual tiene a Cristo como CABEZA, quien a su vez tiene a Dios como cabeza también (1 de Corintios 11:3). Como en un cuerpo físico, la cabeza es la parte que toma las decisiones y es responsable de todo lo que el cuerpo haga, así también es Cristo en la iglesia: él (y solamente él) es responsable de decidir cómo el cuerpo en su totalidad y cada uno de nosotros como miembros se moverán. Él es la cabeza de la iglesia, nosotros los miembros y Dios es El que nos ha puesto en la iglesia como el quiso. Así como mi mano obedece a mi cabeza, así nosotros, como miembros de la iglesia, debemos ser obedientes a la cabeza de la iglesia, Cristo. Es él quien posee la posición de cabeza en la iglesia. Todos los demás somos miembros, cuya correcta operación también es necesaria para la fluida operación del cuerpo mismo.

5. Jesucristo: El único camino a Dios

Aunque ya hemos visto muchas cosas que Jesús es, la lista aun no termina aquí. Juan 14:6 dice:

Juan 14:6 
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. Como él dijo, nadie puede ir a Dios si no es a través de Él, lo cual significa que él es el único camino a Dios. Evidentemente, eso significa que la opinión que apoya que todas las religiones son simplemente diferentes formas que finalmente llevan al único y verdadero Dios está completamente equivocada. De acuerdo a lo que acabamos de leer solo hay UN camino a Dios, el Señor Jesucristo. Sin él nadie puede ir a Dios.

6. Jesucristo: el único mediador entre Dios y los hombres

Aparte de ser el único camino a Dios, Jesucristo es también el único mediador entre Dios y los hombres. 1 de Timoteo 2:5 dice:

1 de Timoteo 2:5 
“Porque hay un solo Dios, y UN SOLO mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre“
Como es evidente en este pasaje, la opinión de que “hay muchas formas de llegar a Dios” de acuerdo a las Escrituras es totalmente equivocada. Verdaderamente como el pasaje pone en claro, hay UN SOLO mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. Dios lo señaló solo a Él para mediar de nuestra parte y solo Él es el apropiado para ese trabajo.

7. Jesucristo: El pan de vida

Más información sobre lo que Jesucristo es viene en Juan 6:35. Ahí leemos lo siguiente:

Juan 6:35 
“Jesús les dijo [a los judíos]: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.”
También Juan 6:47-48 repite:
“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida.”
Jesucristo prometió que aquel que venga a Él no tendrá jamás hambre ni sed. Dijo que Él es el pan de vida. Todos sabemos qué tan vitales son el agua y la comida para nuestras vidas. Sin embargo, aunque la abundancia de alimento no puede darnos en promedio mas de setenta u ochenta años de vida, el pan que se llama Jesucristo nos da VIDA ETERNA. ¿Cómo? Ya lo vimos: confesándolo como Señor y creyendo que Dios lo levantó de los muertos (Romanos 10:9). También nos asegura que si acudimos a Él, NUNCA MAS tendremos hambre ni sed, lo que significa que creyendo en Él siempre tendremos lo que es necesario para vivir en esta vida. Tendremos vida eterna y todas nuestras necesidades serán cubiertas.

8. Jesucristo: la luz de la vida

Aparte de que vimos que Jesús es pan de vida, también es aquel que si seguimos, tendremos la luz de la vida. El evangelio de Juan dice:

Juan 8:12 
“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.”
Juan 12:46 
“Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.”
Necesitamos pan y agua para sobrevivir, así mismo nuestros movimientos necesitan luz para que se hagan con seguridad. Sin embargo, no son los únicos que necesitan luz. Mucho más importante es nuestro caminar por la vida el cual necesita luz para que éste sea seguro y sepamos hacia donde vamos. Como Jesucristo característicamente dijo:
Juan 12:35 
“PORQUE EL QUE ANDA EN TINIEBLAS NOS ABE A DONDE VA”
Cuando caminamos en oscuridad no sabemos hacia dónde vamos. Por eso necesitamos luz. No obstante, aunque la luz física o artificial es suficiente para nuestro paso, es evidente que no es suficiente para nuestro caminar por la vida. Para ese andar, necesitamos un tipo de luz diferente, la luz de la vida. ¿Cómo es que podemos tener esta luz? Siguiendo a Jesucristo. Como el pasaje anterior dice, si seguimos a Jesucristo, el camino, la verdad y la luz, no caminaremos en oscuridad sino que tendremos la luz de la vida.

9. Jesucristo: la puerta

Vamos a Juan 10 para ver otra cosa que Jesucristo es, ahí leemos:

Juan 10:7-10 
“Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”
Aquí Jesucristo utiliza una figura retórica para darnos más información sobre Él y lo que sucederá a aquellos que lo siguen. En esta figura, Jesús se presenta a sí mismo como la puerta. En cuanto al significado de esta figura, todos sabemos que una puerta es algo que nos hace entrar a lugares diferentes de los que estamos. Por lo cual, cuando la Palabra de Dios presenta a Jesús como la puerta, nos quiere decir que si entramos a través de Él estaremos en un lugar diferente del que estábamos antes de entrar por ahí. Y si alguien pregunta que tipo de lugar es ese, la respuesta la dio el mismo Jesucristo cuando dijo: “el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.” Si alguien entra a través de la puerta que se llama Jesucristo, esto es, si confiesa con su boca al Señor Jesús y cree en su corazón que Dios lo levantó de los muertos (Romanos 10:9) será salvo. Además, podrá salir y entrar, esto es, será libre, lo que consecuentemente significa que mientras alguien permanezca afuera de la puerta que es Jesús no tiene libertad. Esto lo podemos corroborar es 2 de Corintios 4:3-4
2 de Corintios 4:3-4 
“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.”
¿Te sentirías libre si estuvieras ciego? ¿Podrías “entrar o salir”? Por supuesto que no. Solo si se entra a través de la puerta de Cristo se es realmente libre de la atadura del diablo y se tiene verdadera libertad.
Finalmente, otra cosa que también se encuentra al pasar por la puerta de Jesús son pastos. Podemos entender la importancia del pasto si recordamos que la figura que Jesús usó era la de una oveja. El pasto es para la oveja lo que el alimento es para el hombre. Si nos imaginamos lo satisfecha que esta la oveja cuando encuentra buen pasto entenderemos la imagen de cuánto está satisfecho el hombre también cuando pasa por la puerta de Jesucristo.

10. Jesucristo: El buen pastor

Además de la puerta de la oveja, Jesús también es un buen pastor que la oveja (nosotros) necesitamos. Juan 10:11, 14-15 dicen:

Juan 10:11, 14-15 
Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.”
Para que el rebaño este a salvo se necesita tener un buen pastor que cuide de el. Aplicándolo a nosotros, la pregunta es: ¿hay un buen pastor para nuestras vidas, esto es, alguien que cuide de nosotros así como un buen pastor lo hace por las ovejas? Como vimos, la respuesta es si, hay uno: El Señor Jesucristo es el buen pastor cuya guía y cuidado necesitamos. Como dijo “el buen pastor su vida da por las ovejas” y Él verdaderamente dio su vida por nosotros. Como en Efesios 5:2 dice:
Efesios 5:2 
“Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.”
Jesús probó lo bueno que Él es al darse a sí mismo por nosotros. Sin embargo, no solo es un buen pastor, sino que también es poderoso, un pastor en el que mientras se está bajo su guía uno se puede sentir seguro y a salvo. Juan 10:27-29 dice:
Juan 10:27-29 
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.”
Nadie puede arrebatarnos de la mano del pastor, porque es Dios quien nos ha dado en las manos de Jesús como ovejas y nadie puede arrebatarnos de las manos de Dios. Por lo tanto, teniendo a Jesucristo como nuestro pastor verdaderamente nos podemos sentir seguros y a salvo porque estamos bajo la protección del Todopoderoso: Dios.

11. Dios hecho hombre.  

En el evangelio de Juan tenemos la evidencia más grande: 
Juan 14:8-9

Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta. Jesús le dice: ¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y no me has conocido Felipe? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre?

También en Filipenses leemos:
Filipenses 2:5-7

"Considerad entre vosotros lo que hubo también en Jesús el Mesías, el cual, existiendo en forma de Dios, no quiso por usurpación ser igual con Dios, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;"

12. Conclusión 

En este artículo examinamos algunas de las cosas que Jesucristo es. Entonces, vimos lo siguiente:

I ) Hijo de Dios
II ) Salvador del mundo
III ) Señor
IV) cabeza de la iglesia
V) el único camino a Dios
VI) el único mediador entre Dios y los hombres
VII) el pan de vida
VIII) la luz de la vida
IX) la puerta
X ) el buen pastor
XI) Dios hecho hombre.
-La lista no termina. Hay muchas más cosas que podemos encontrar estudiando la Palabra de Dios. Sin embargo, las que vimos en este articulo son suficientes, me parece, para demostrarnos la gran importancia de Jesucristo para nosotros. Nuestro Padre y creador se hizo hombre para que nos reconciliáramos con el y halláramos así el perdón y el camino de la salvación, este es el gran misterio de nuestra Fe, para nuestra sencilla mente humana puede ser difícil de entender, como Pablo oró, “seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” (Efesios 3:18-19).

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