Reflexión sobre los alimentos.
Queridos amig@s! les comparto este versículo:
Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno (todo tipo de comida), y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado. (1 Timoteo 4:1-5)
En este pasaje, antes que nada, Pablo estaba diciendo que, abstenerse de la relación marital (celibato) no es una condición automática de santidad; esto necesariamente no lo lleva a la santidad. De hecho, si miramos la historia de la iglesia, en los casos en que era requerido que el clero sea célibe, parece que el celibato no siempre produjo santidad.
Pablo critica a las personas que por las obras o esfuerzos personales buscan la aprobación de los demás, les llama hipócritas pues fingen con sus doctrinas santidad.
La santidad es una actitud que surge con facilidad cuando un creyente es maduro en la fe en Jesucristo, quien pago nuestras deudas con la justicia divina. Dios nos pide una fe que nos renueva por dentro y transforma nuestras vidas. No pide rituales ni penitencias como denuncia en el texto el apóstol Pablo.
En relación a la dieta, lo que Pablo estaba diciendo es esto, "Todo lo que Dios ha creado como alimento es bueno". Pero deberíamos tener en cuenta que el buen alimento creado por Dios puede ser malo si tomamos en exceso, si no cuidamos nuestra dieta podemos enfermar. También debemos tener cuidado con lo que acompañamos la comida (alcohol o bebidas con mucho azúcar) o de la manera en que la preparamos ( mucha grasa, picantes, etc....) Así que, tómese el tiempo y haga el esfuerzo para distinguir entre cosas que ayudan y cosas que dañan.
Para decidir mejor, cuenta con el Espíritu Santo.
Pida sabiduría a Dios y sea coherente con sus decisiones, estas nunca podrán contradecir la sana doctrina bíblica.