Las epístolas del apóstol Pedro.


Queridos amig@s! Continuamos con nuestro estudio bíblico hoy les hablamos de las Epístolas del apóstol Pedro. La primera es una carta circular que Pedro envía a los cristianos que residen en 'Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia' (1.1). Estos lugares son cinco provincias de Asia Menor (territorio que hoy pertenece a la Turquía moderna) que formaban parte del vasto Imperio Romano. No es una 'epístola general' dirigida a cualquier congregación cristiana.

Estructura de La Epístola

Tras el saludo (1.1-2), 1 Pedro comienza con una nota positiva, alabando a Dios por la bendición de una 'esperanza viva' que tiene reservada para los creyentes (1.3-12). Esta doxología establece una nota triunfante para el resto de la carta, que puede dividirse en tres partes: bendiciones, deberes y pruebas.

Las bendiciones van del 1.3 al 2.10. Como tenemos 'una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible' reservada en el cielo (1.4), Pedro exhorta a los creyentes a vivir santa e irreprensiblemente porque somos 'nación santa', pueblo de Dios (2.9).

La segunda parte de esta epístola (2.11-3.22) consiste en instrucciones para cumplir con los deberes sociales. La vida del cristiano debe ser un buen testimonio a los incrédulos (2.11-17); los esclavos deben obedecer a sus amos (aun a los que son injustos) y soportar las humillaciones como Cristo las soportó (2.18-25); el callado ejemplo de una esposa cristiana tendrá gran efecto sobre el esposo que no es cristiano (3.1-6); los esposos cristianos han de tratar a sus esposas como 'coherederas de la gracia de la vida' (3.7). En todas las cosas, que la vida irreprochable que vivan avergüence a los que se oponen al evangelio (3.8-22).

La última parte de 1 Pedro aborda la cuestión de las tribulaciones (4.1-5.11). En vista de la cercanía del fin, los cristianos deben ser 'buenos administradores de la multiforme gracia de Dios' (4.1-11). Pueden regocijarse en participar de los sufrimientos de Cristo en vista de la gloria que los espera (4.12-19). En sus deberes pastorales, los líderes de las iglesias deben seguir el ejemplo de Cristo, quien perfecciona, afirma, fortalece y establece el rebaño (5.1-11).

La epístola concluye con la mención de Silvano, el secretario que escribió la carta, y con saludos de parte de la iglesia que está en 'Babilonia' (5.12-14).

PRIMERA DE PEDRO:

I. Saludos 1.1-2

II. Salvación del creyente 1.3-12

A. Esperanza para el futuro 1.3-4

B. Pruebas para el presente 1.5-9

Un bosquejo para el estudio y la enseñanza

C. Expectativa en el pasado 1.10-12

III. Santificación del creyente 1.13-2.12

A. 'Sed santos' 1.13-21

B. 'Amaos los unos a los otros' 1.22-25

Primera parte: La salvación del creyente (1.1-2.12)

C. 'Desead la leche pura de la Palabra' 2.1-3

D. 'Ofreced sacrificios espirituales' 2.4-10

E. 'Absteneos de la lujuria carnal' 2.11-12

I. Sumisión al gobierno 2.13-17

Segunda parte: La sumisión del creyente (2.13-3.12)

II. Sumisión en los negocios 2.18-25

III. Sumisión en el matrimonio 3.1-8

IV. Sumisión en toda la vida 3.9-12

I. Conducta en el sufrimiento 3.13-17

Tercera parte: El sufrimiento del creyente (3.13-5.14)

II. Ejemplo de Cristo en el sufrimiento 3.18-4.6

III. Mandamientos en el sufrimiento 4.7-19

IV. Ministerio en el sufrimiento 5.1-9

A. Ancianos, pastoreen el rebaño 5.1-4

B. Santos, humíllense 5.5-9

V. Bendici

Autor Y Fecha

Según 1 Pedro 1.1, el autor de la epístola es Pedro, quien se identifica como 'apóstol de Jesucristo'. En 5.1, donde se dirige a los ancianos de las congregaciones cristianas, declara que es 'anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo'. Aparte de estas indicaciones, no hay otros detalles explícitamente autobiográficos en la epístola. Sin embargo, Pedro ha dejado muchas de sus huellas en este escrito. Notablemente, la enseñanza de Jesús empapa el pensamiento del apóstol y forma la base de mucho de su instrucción. Por ejemplo, el eco de la enseñanza de Jesús en el Sermón del Monte: 'Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia' (Mt 5.10), se oye en 1 P 3.14: 'Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois'.

En la iglesia antigua 1 Pedro se aceptaba como un escrito auténtico del apóstol Pedro. Eusebio (270-340 d.C.) dividía los libros existentes en tres grupos; los aceptados (genuinos), los controvertidos y los falsos. Incluye 1 Pedro entre el primer grupo y dice que, 'los presbíteros antiguos la usaron frecuentemente en sus obras como indudablemente genuino'.

A pesar del argumento fuerte que viene de la iglesia antigua a favor de la autenticidad de la epístola, en la iglesia moderna varias voces se han levantado voces contra su autenticidad. Los argumentos básicos contra la autenticidad son: (1) el elevado estilo griego del escrito (no parece que Pedro, el pescador galileo, pudiera producir un documento con este estilo), (2) la naturaleza de las persecuciones que los destinatarios de la epístola sufrían (parece que refleja la situación de la iglesia a fines del siglo primero o a principios del segundo), (3) la ausencia de referencias a la vida de Jesús (hecho extraño si el autor fuera uno de sus principales apóstoles), (4) la relación de la enseñanza del documento con las epístolas de Pablo (parece que el autor no era uno de los discípulos originales sino que tenía que depender del pensamiento teológico de otro) y (5) el uso de material tradicional en la composición (lo cual parece indicar que 'la carta no está en los orígenes de la tradición cristiana primitiva, sino que presupone tales orígenes' (Lohse, Introducción al Nuevo Testamento, p. 221).

Sin embargo, en respuesta a estas objeciones contra la autenticidad de la epístola se ha observado que: (1) Silvano era el amanuense de Pedro (5.12) y bien puede ser la persona que dio a la epístola su distintivo estilo griego, (2) la persecución que se refleja en 1 Pedro es el resultado del rechazo social que los cristianos normalmente tenían que enfrentar y no parte de un programa del estado contra ellos (2.12; 3.16; 4.4, 14), (3) hay repetidas alusiones a la enseñanza del Señor en la epístola (cf. por ejemplo, 3.14 y Mt 5.10; 4.13, 14 y Mt 5.11, 12; 2.12 y Mt 5.16), (4) podemos explicar muchos de los paralelos entre la enseñanza de Pedro y Pablo con referencia a la enseñanza básica común de la iglesia de aquel entonces (cf. por ejemplo 1 P 2.13-17 y Ro 13.1-7; 1 P 2.18-20 y Ef 6.5-8; 1 P 3.1-6 y Ef 5.22-24) y (5) Pedro era uno de los apóstoles y bien puede ser que tuvo parte en el desarrollo de esa enseñanza básica. Y aun si dependía de material originalmente desarrollado por otros, esto en sí no es argumento contra el origen apostólico del escrito. El apóstol Pablo también hizo uso de dicho material.

Pedro escribió la carta desde 'la iglesia que está en Babilonia' (5.13). 'Babilonia' es la ciudad de Roma (Ap 14.8; 16.19; 17.5, 9, 18; 18.2, 10, 21). La literatura judía hace la misma identificación de Roma con Babilonia. La confirmación de esta posición procede de Eusebio, quien además relata que Pedro sufrió martirio en Roma durante la persecución de Nerón. De ser todo así, la fecha de composición de esta carta sería entre los años 62 y 63 d.C.

Marco Histórico

Pedro llama a los destinatarios 'los expatriados de la dispersión' (1.1). Durante esa época, 'dispersión' se refería a los judíos que vivían fuera de Palestina entre los gentiles (Jn 7.35; Stg 1.1) y por lo tanto varios opinan que los destinatarios de la epístola eran judíos convertidos al Mesías Jesús. Pero Pedro critica la vieja manera de vivir de sus lectores, denominándola 'vana' (1.18), término conectado con la crítica de la práctica de la idolatría en la Septuaginta. Esta manera de vivir la recibieron de sus antepasados (1.18). La vida anterior de los destinatarios giraba alrededor del culto a los ídolos según 4.3, donde Pedro describe sus pecados pasados: 'Basta ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías'. Después del cautiverio, la comunidad judía abandonó por completo la práctica de la idolatría. La sorpresa de sus vecinos a su falta de participación en las fiestas tradicionales y en el culto de los templos solamente se puede explicar si los convertidos eran gentiles (4.4).

El problema que los cristianos en Asia Menor tenían que enfrentar era la persecución, pero no una persecución formal y programada sino diferentes formas de discriminación social. Ellos, que antes participaban completamente en la vida social y religiosa de sus comunidades, se mantenían apartados de tales actividades (4.3, 4). Habían abandonado por completo la religión ancestral (1.18) para creer en un Dios invisible (1.21) y seguidores de un judío del Oriente que había sido crucificado (2.24). Desde luego, habían creado una nueva alianza o 'hermandad' entre sí (2.17).

Los incrédulos los rechazaban a causa de su conversión a la nueva religión y murmuraban contra ellos como de malhechores (2.12; 3.16), los maldecían (3.9), los calumniaban (3.16), los vituperaban (4.14) y denunciaban su fe en Dios (4.13). En el momento menos pensado los cristianos tenían que dar cuentas de su fe y de su conducta (3.15, 16).

La tensión era especialmente aguda donde existían relaciones sociales y legales muy estrechas, como entre la esposa y su marido o entre el esclavo y su amo (2.18-3.6). Siempre existía la posibilidad de encontrarse en apuros con las autoridades (2.13-17; 4.15). Aunque la persecución se manifestaba principalmente como rechazo social y abuso verbal (2.15), en ciertos casos existía la posibilidad de que la hostilidad llegara a ser física (2.20; 3.6; 4.1).

Al escudriñar el efecto de la persecución en las congregaciones, descubrimos que los cristianos estaban afligidos (1.6; 2.19) y tenían profundo temor (3.6, 14). El rechazo que padecían les causaba perplejidad (4.12) y los llenaba de ansiedad (5.7).

Pero el problema que Pedro trataba de corregir no tenía que ver simplemente con su estado emocional. Habían comenzado a avergonzarse de su fe (4.16). En sus padecimientos sentían la tentación de vengarse (3.9; cf. 2.23) y de conformarse a un estilo de vida más aceptable a sus vecinos inconversos (4.2, 3; 1.14). No solamente experimentaban la tentación de volver a los pecados que habían dejado cuando se convirtieron, sino también tenían que enfrentar la tentación máxima, la de la apostasía (5.8, 9). Por eso, el problema que Pedro enfrenta en esas congregaciones no era solamente el desánimo. La lucha era por su fe y ética evangélicas que estaban a punto de abandonar. Pedro les dice: 'Os he escrito brevemente, exhortándoos y atestiguándoos que esta es la verdadera gracia de Dios; perseverad en ella' (5.12 BJ).

Aporte a La Teología

A pesar de la adversidad que sus lectores enfrentan, Pedro no los exhorta a separarse de los demás. Mas bien, los llama a empeñarse en la sociedad, haciendo el bien en medio de los incrédulos que los han rechazado (por ejemplo 2.11-3.7). En esto, les enseña a acudir a la gracia de Dios y a todo lo que esta implica (5.12). El mensaje de la epístola es la conducta cristiana en medio de una sociedad hostil.

Otros Puntos Importantes

En la lucha contra el retroceso de los cristianos a su vieja manera de vivir, Pedro los exhorta no solamente a mantenerse santos delante de Dios (1.14-16) sino a que mantengan su buena manera de vivir para hacer callar las calumnias de sus contemporáneos (2.15). Pedro cree que si mantienen buena conducta bajo presión, sus perseguidores llegarán a avergonzarse de su trato hacia ellos (3.16). Él espera que tal conducta gane a los inconversos (3.1) y que sea el medio por el cual estos gentiles lleguen a ser glorificadores de Dios (2.12). Su mensaje es práctico y moral, pero al mismo tiempo ligado íntimamente con las grandes verdades de la fe cristiana.

La segunda epístola (según 2 Pedro 3.1) esta es la segunda carta que Pedro dirigió a las comunidades cristianas en las provincias romanas de Asia Menor (1 P 1.1).

Estructura de La Epístola

Esta epístola comienza con un saludo (1.1-2), después del cual se exhorta a los cristianos a desarrollar un carácter noble como escogidos de Dios (1.3-14). Pedro sabe que la hora de su muerte se aproxima, y como fue testigo de la transfiguración de Cristo y las palabras que allí se pronunciaron, puede afirmar categóricamente que Cristo volverá (1.15-21). El capítulo 2 es una condensación de parte de la Epístola de Judas, y condena a los falsos maestros y profetas. El capítulo final habla de la futura venida del Señor y de por qué no ha regresado todavía (3.1-18).

SEGUNDA DE PEDRO:

I. Cultivo del carácter cristiano 1.1-21

A. Saludo 1.1-2

B. Crecimiento en Cristo 1.3-14

C. Base para la creencia 1.15-21

Un bosquejo para el estudio y la enseñanza

1. Experiencia de la transfiguración 1.15-18

2. Certeza de las Escrituras 1.19-21

II. Condenación de los falsos maestros 2.1-22

A. Peligro de los falsos maestros 2.1-3

B. Destrucción de los falsos maestros 2.4-9

C. Descripción de los falsos maestros 2.10-22

III. Confianza en el retorno de Cristo 3.1-18

A. Burlas en los últimos días 3.1-7

B. Manifestación del Día del Señor 3.8-10

C. Madurez en vista del Día del Señor 3.11-

Autor Y Fecha

El autor de 2 Pedro se presenta en 1.1 como Pedro, apóstol de Jesucristo: 'Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo'. En diferentes puntos en la epístola refuerza esta identificación por medio de alusiones a su vida. En 1.17, 18 recuerda su experiencia de estar con el Señor Jesús en el monte de la transfiguración (Mt 17.1-5 y //). Luego declara a sus lectores que morirá dentro de poco conforme a la profecía que recibió del Señor (1.14; cf. Jn 21.18, 19).

La identificación con Pedro se subraya en 3.1, donde el autor declara que esta es su 'segunda carta'. La declaración clara del documento mismo es que esta es una obra auténtica del principal de los apóstoles, Pedro.

Aunque no pocos en la iglesia antigua y moderna han cuestionado la autenticidad de esta epístola (los autores cristianos del siglo II hacían poco uso del libro) la evidencia demuestra que se conocía y se aceptaba como autoritativo durante ese siglo, y por eso se incluyó en el canon. En el tercer siglo, Orígenes (185-254 d.C.) aceptó el libro como una obra genuina de Pedro, pero dijo que había dudas respecto a su autenticidad. En el siglo IV, Eusebio nota que la mayoría de las personas de sus días aceptaba el libro como auténtico, si bien es cierto que él mismo tenía dudas.

En la iglesia moderna no pocas voces se han levantado en contra de esta identificación tradicional de la autoría de 2 Pedro. Los argumentos contra su autenticidad son los siguientes: (1) la dependencia literaria de la Epístola de Judas, supuestamente un documento tardío; (2) las diferencias de estilo gramatical entre 2 Pedro y 1 Pedro; (3) las afirmaciones en 3.4 ('desde el día en que los padres durmieron'), que sugieren un tiempo después de la muerte de la primera generación de cristianos, y en 3.2 ('vuestros apóstoles') que concibe a los apóstoles como de un grupo del pasado lejano al que el autor no pertenece; (4) la herejía que 2 Pedro combate parece ser el gnosticismo, que fue principalmente un fenómeno del segundo siglo; (5) la mención de la tardanza de la venida del Señor, situación que implica una fecha tardía de composición, y (6) el hecho de que el autor de 2 Pedro presenta su carta como el último testamento del apóstol Pedro (1.13-15).

Se puede defender su apostolicidad tomando en cuenta los siguientes criterios: (1) el hecho de que el autor usó Judas en la preparación de su escrito no es argumento en contra de la autenticidad de la epístola; (2) la diferencia de estilo entre 1 Pedro y 2 Pedro se puede explicar si se reconoce que Pedro utilizó los servicios de dos secretarios diferentes cuando escribió estas cartas, (3) 'los padres' que durmieron no son los cristianos de la primera generación, sino los antepasados gentiles de los lectores que ya habían muerto, y 'vuestros apóstoles' simplemente implica que no él sino otros eran los fundadores de las congregaciones a las que escribía; (4) el error que el autor combate no es el gnosticismo sino la inserción de perspectivas epicúreas en las iglesias (5) la tardanza de la venida del Señor era una preocupación que surgió durante el primer siglo (Mt 25.1-13; Lc 12.35-48; Heb 10.36, 37; Stg 5.7, 8) y (6) aunque es cierto que muchos de los testamentos son obras seudónimas, hay que cuestionar la conclusión de que todos estos libros son espúreos (véase, por ejemplo, el testamento de Moisés en Dt, de Jesús en los Evangelios y de Pablo en 2 Ti).

Marco Histórico

El problema que los lectores de 2 Pedro enfrentaban era distinto a la persecución que llevó al apóstol a escribir su primera carta. En esta epístola Pedro corrige un error doctrinal que ciertos 'falsos maestros' introducían en las congregaciones y que amenazaba la estabilidad espiritual de los neófitos y la fe hasta de los más maduros. Pedro escribió la carta con un sentido de urgencia (1.5, 10, 15), sabiendo que los 'falsos maestros' pretendían atraer a los cristianos a la apostasía.

Los que trastornaban la fe de los cristianos habían rechazado al Señor que los había rescatado (2.1). En 2.15 Pedro habla de los herejes que 'han dejado el camino recto, y se han extraviado'; y en 2.20-22 explica que se han vuelto atrás, dejando el 'santo mandamiento'. Habían experimentado la salvación del Señor (2.20a, 21a), pero se habían enredado de nuevo con 'las contaminaciones del mundo' (2.20). En 1.9 Pedro los denuncia como 'ciegos' que 'han olvidado la purificación de sus antiguos pecados'.

Pedro detalla los pecados de los adversarios de la verdad. Habiendo abandonado la moralidad cristiana, abrazaron la inmoralidad sexual (2.2, 10, 14, 18) y se entregaron a la satisfacción inmoderada de sus deseos, incluyendo la borrachera y la glotonería (2.13). Hablaban de la 'libertad' (2.19), pero Pedro los clasifica como los que viven sin la Ley (3.17; 2.21) y 'esclavos de la corrupción' (2.19). Una de sus motivaciones fundamentales era la avaricia (2.3, 14), y veían a otros como medio de ganancia. Eran sumamente arrogantes en su crítica contra los seres celestiales y aun contra Dios mismo (2.2, 10, 12, 18), lo cual era especialmente evidente en su escepticismo (3.3-4).

El error de los 'falsos maestros' era doctrinal y no solo moral. Pedro titula a los cismáticos 'falsos maestros' que trataban de introducir en las congregaciones 'herejías destructoras' (2.1) que ellos mismos habían fabricado (2.3). Su principal error era un nivel alto de escepticismo respecto a la venida del Señor y el juicio divino en el día del Señor (3.3-10). Pensaban que el juicio futuro nunca sucedería, y basaban su argumento en el aparente retraso de la venida del Señor (3.4, 9; compare 2.3). Criticaban la predicación apostólica al respecto como un invento de los predicadores mismos y la clasificaban como un 'mito' (1.16). Los falsos maestros ponían en duda la veracidad de la inspiración profética, diciendo que los profetas habían interpretado mal sus propias visiones (1.20-21). La negación del juicio venidero se traducía en una afirmación de la libertad de toda restricción moral (2.19). También buscaban apoyo a su libertinaje en las epístolas paulinas, cuyo mensaje desvirtuaban (3.15, 16).

Los falsos maestros eran miembros de las comunidades cristianas entre las cuales promulgaban sus errores. Participaban en los banquetes o 'cenas de amor' de las iglesias (2.13). Pedro avisa a las congregaciones que tales personas están 'entre vosotros' (2.1). Pero su postura en las congregaciones no era pasiva porque buscaban ganar discípulos a su causa, especialmente entre los que eran neófitos en la fe (2.18). Pedro lamenta que no pocos 'seguirán sus disoluciones' (2.2).

Se ha argumentado que los adversarios eran 'gnósticos', pero en 2 Pedro no aparecen elementos clave de esa herejía como el dualismo cósmico.

Otros observan los paralelos entre el error que Pedro combate y la filosofía de los epicúreos. Los epicúreos, por ejemplo, negaban la certeza del futuro juicio divino, y basaban su creencia al respecto en el atraso del juicio sobre los malvados (cf. 3.9). Argumentaban que Dios no gobernaba el mundo ni la historia, sino que los sucesos en el mundo sucedían por suerte. Por eso, negaban la posibilidad de la profecía (cf. 3.3, 4). Enfatizaban la libertad del hombre en las decisiones respecto a su vida moral (cf. 2.19).

Aporte a La Teología

Pedro escribió esta epístola con cierta urgencia. En 1.15 dice: 'También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas'. En parte, su urgencia se debe a la entrada de conceptos heréticos en las congregaciones. La apostasía era un peligro real y por eso pide que los lectores sean diligentes en su crecimiento moral (1.5) para 'hacer firme' su llamado y su elección (1.10). Pero la urgencia nace también del conocimiento de su muerte inminente (1.13-15). Este es su último testamento a las congregaciones y Pedro desea fuertemente que los cristianos continúen en la verdad después de su partida. Su mensaje tiene el propósito de evitar que sus lectores cayeran en el error (1.8, 10, 12; 3.17).

Otros Puntos Importantes

Esta epístola contiene la única referencia a otros escritos apostólicos (3.15, 16). Aparte de ratificar la autoridad de Pablo, habla de lo bien conocidas que eran sus cartas. Quizás el propósito de mencionar a Pablo haya sido refutar a los judaizantes en cuanto a que él y Pablo eran antagonistas en lo personal y también teológicamente.

A algunos ha inquietado la posible alusión de 2 Pedro al libro Asunción de Moisés. Pero esto es probablemente una referencia a los conceptos literarios de la época y al mal uso que hacían los falsos maestros de la literatura apócrifa.

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