Reflexión para hoy.
Entonces, la fe es conducida y alimentada por la Palabra de Dios escrita, no hay verdadera fe sino está relacionada con la Palabra de Dios, con sus principios y testimonio, de esta manera la fe moldea nuestra conducta, nuestras relaciones, nuestra vida misma y por sobre todas las cosas la fe determina nuestra relación con Dios, pues sin fe es imposible agradarle; en otras palabras, si nuestra fe no está fundamentada en la Palabra de Dios, entendida en su texto y en su contexto, nuestra relación con Dios no es la correcta, o nos estamos engañando creyendo lo que nos conviene (Hebreos 11:6). No podemos poner nuestra fe en tradiciones, ni en personas, ni en rituales, nuestra fe nace del corazón y se alimenta cada día con nuestra relación diaria y personal con Dios. Esta relación diaria debe de estar centrada en la oración y la lectura bíblica. Estos dos pilares están basados en la comunicación con Él, con la oración le hablamos y con la lectura bíblica le escuchamos. ¿Cómo está tu relación con Dios?