La terapia transgeneracional.

Queridos amig@s! Hoy quiero hablarles de un tema muy actual, el de los traumas psicológicos que no tienen aparente causa en los pacientes.

Muchas veces acuden a consulta personas con depresión; cuando hablas con ellas y analizas su historia personal, te sorprende comprobar que son personas de éxito que han llevado una vida normal sin sufrir experiencias que hubieran dejado una tremenda carga en su psique (ejemplos: un abuso, maltrato físico, etc...). Es difícil entender porque personas con una aparente vida tranquila y normal, sufren en silencio miedos y dolores físicos sin aparente explicación.

Hay personas que dicen con total confianza que son dolores del alma producidos por las experiencias de "vidas pasadas". 

Nosotros los cristianos, defendemos la sana doctrina bíblica y no creemos en la reencarnación, por eso desechamos esa idea desde el principio. 

Creemos que todas las respuestas a estos problemas mentales están dentro del ser humano y su entorno, por eso debemos investigar profundamente al paciente y su historia familiar.

Cuando el paciente nos abre su corazón y nos cuenta aspectos de su relación con sus padres y a su vez la relación de estos con sus antepasados, comenzamos a entender porque los pacientes sienten determinadas emociones que los vinculan con sus familiares y las experiencias pasadas de estos. Cuando conocemos la historia psicológica de una familia, podemos atar cabos y descubrir patrones mentales que se repiten de una generación a otra.

La idea de que nuestros destinos puedan estar determinados por la historia psicológica de las generaciones anteriores es muy antigua. Tenemos referencias en la Biblia: 

"...que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación." (Éxodo 34:7)


"Nuestros padres pecaron, y han muerto; Y nosotros llevamos su castigo." (Lamentaciones 5:7)

"...Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera..." (Ezequiel 18:2)

"...Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?" (Juan 9:2)

También encontramos ejemplos en la sabiduría tradicional china o en la africana, ellos contemplan la enfermedad dentro de un contexto familiar genealógico. Estas creencias afirman que se perturba el orden cósmico cuando se ocupa un lugar que no correspondía en la familia, o cuando esta se olvida de honrar a sus antepasados.

Un buen terapeuta, sin olvidarse de los nuevos descubrimientos de la era moderna, recupera los lazos contextuales y transgeneracionales a los que su cultura había vuelto la espalda.

La terapia transgeneracional se centra en esa parte de la historia que no pertenece al paciente pero que este sufre inconscientemente por los vínculos de identificación que crea el subconsciente con sus progenitores y antepasados.

¿Cómo puede, por ignorancia o por el peso de un secreto de familia, un acontecimiento del pasado, ya sea bueno o malo, tener esas consecuencias varias generaciones más tarde?

La correspondencia, llamada así por Freud el padre del psicoanálisis,  demuestra que este no ignoraba en absoluto la importancia de los antepasados en la constitución de los psicosomatísmos individuales y colectivos: ninguno de nosotros está únicamente determinado por el triángulo papá-mamá-bebe, sino por una cascada de influencias que llegan de todo nuestro árbol genealógico. El descubridor del inconsciente tuvo la intuición de una transmisión genealógica de la neurosis. Sabía por ejemplo, la importancia de los abuelos en la vida de un niño pequeño (directa o indirectamente, para bien o para mal, por exceso o por defecto).

Algunas personas buscan escapar de su familia para no repetir sus errores. Huir no sirve de nada, la historia familiar los perseguirá y los devolverá siempre al pasado, a repetir eternamente las mismas situaciones, al menos siempre que no hayan decidido reaccionar para librarse de los anclajes transgenealógicos negativos. Reconstruir un árbol genealógico puede empezar de la manera más sencilla. Como explica la página web psychogene.com : «En general, para trabajar sobre una historia familiar, no es necesario haber realizado investigaciones genealógicas. Cada uno empieza con lo que tiene. Las pocas informaciones recopiladas bastan para situarse y empezar a trabajar. En la mayor parte de los casos, los demás datos irán apareciendo, algunos incluso de forma sorprendente. Lo importante es entender que, a partir del momento en que uno empieza el camino psicogenealógico, activa una memoria que atraviesa el tiempo, las épocas, los acontecimientos y que puede surgir de un recuerdo hasta que la conciencia le de sentido».

Ahora conocemos que hay una explicación del origen del dolor: las familias funcionan como un sistema que tiende al equilibrio y a la armonía, dentro de un orden. Cuando en un sistema familiar, el orden se rompe, se crea una presión para volver al orden y es esta presión la que produce dolor, sufrimiento o fracaso, pues se crean lo que llamamos "un enredo" y estas rupturas pueden haberse generado en generaciones anteriores del sistema, y se van heredando. Lo que puede romper el orden en un sistema familiar, es cualquier elemento que haya dejado de mirarse por vergonzoso o doloroso. Pueden ser, por ejemplo: la exclusión, rechazo u olvido de un miembro de la familia, la muerte inesperada de alguien, cualquier situación difícil para la familia y, hasta que se mira, se reconoce y se le da un lugar, entonces el sistema vuelve a su equilibrio. El problema es que mientras no se mire y reconozca la exclusión del sistema, alguien más joven, normalmente un niño, toma el lugar de la persona excluida, con todas sus características y también toma su destino; puede incluso enfermar, sufrir o morir. Esto es parte de lo que el sistema hace desde su propia consciencia: tratar de restablecer el orden y traer al excluido para que sea visto y reconocido. Esto parece una especie de "justicia cósmica" Por esto, la solución al dolor o al síntoma es siempre reconocer lo que es, reconocer los sentimientos, enfermedades, de quién son y qué papel juegan en el sistema familiar; es decir, el dolor permanece en el sistema hasta que no es visto y tomado en cuenta y la curación o sanación es simplemente la consecuencia natural después de haber reconocido lo que es; parte de una conducta natural que se manifiesta en casi todos los seres vivos. 

Hay estudios científicos realizados en 2013, que estudian la conducta genética experimentando y haciendo diferentes pruebas con ratones. Los resultados prueban que el estrés de los progenitores es heredado por sus crías y sus secuelas van disminuyendo en la tercera generación.

Todas estas situaciones dolorosas sin aparente conexión con el paciente, cuando se detectan, hay que investigarlas en la historia familiar. Entonces se construye el árbol genealógico del paciente y se investiga a cada uno de sus familiares buscando conexiones, que muchas veces son difíciles de encontrar porque son simbólicas del subconsciente del paciente.

Cuando se repite una situación por la que paso un pariente en la vida del paciente (aunque sea de forma simbólica), encontramos el vinculo con ese familiar y comenzamos la terapia.

Todo comienza con tomar conciencia sobre el origen del problema y la sanación esta garantizada.

Recordemos que somos terapeutas cristianos y sabemos que no hay dolor ni situación que Cristo no pueda sanar.

Si le interesa este tema o necesita terapia escribanos: sanarleyendo@gmail.com

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