Porque rechazamos la reencarnación.

Queridos amig@s! Actualmente es muy común ver a líderes religiosos decir que todas las religiones conducen al mismo Dios, nosotros los que hemos tenido la suerte de recibir la revelación y la verdad bíblica hemos comprobado que no valen todos los caminos; si no conoces a Jesús estas lejos de la salvación.

Creemos que las otras religiones son producto de tradiciones e interpretaciones erróneas surgidas del escaso entendimiento que tiene el hombre sobre la verdadera naturaleza de Dios.

Ahora está de moda creer en el karma y la reencarnación, nosotros creemos que si estos conceptos fueran ciertos, los cristianos genuinos por la obra de Jesucristo no sufrirían el efecto del karma en la reencarnación porque Jesucristo pago por nuestros pecados y nos libera de sus efectos. 

El creer en Jesús nos enseña muy claramente que no podemos quedarnos al nivel del rendimiento y progreso humanos como enseñan las filosofías orientales, sino que hemos de movernos en un contexto de total gratuidad. La salvación anhelada por la persona humana no es fruto del esfuerzo voluntario, ni del afán de maduración y autoperfeccionamiento humano, por noble que sea, ni de la experimentación de diversas formas de existencia en esta tierra. Sólo puede ser dada como participación gratuita en el amor infinito del buen Dios. 

Creemos en el principio teológico, según el cual la salvación viene de Dios, como un don libre y gratuito suyo; el principio bíblico que indica que la salvación es voluntad de Dios que otorga por su gracia al mundo por amor y que la vida nueva en el Espíritu comienza ahora en la vida de gracia y llega a su plenitud, a través de la muerte y la resurrección en la vida de la gloria y el principio cristológico, en el que se considera esencial la respuesta humana al don del amor de Dios, en seguimiento de Jesús.

Nosotros recomendamos apostarlo todo por el Evangelio de Jesús, que nos unifica en la búsqueda sincera de realización. La esperanza cristiana nos lleva a una participación en el objetivo y en el futuro de la historia de Cristo. La comunión con El no es sólo la participación en su misión y su sufrimiento, sino también en su gloria de Resucitado (Ap.3:10). La misión de Cristo se consuma en la glorificación de los creyentes y de la creación. Esta es obra del Espíritu, hasta que el Reino del Padre sea una realidad consumada y "Dios sea todo en todo" (1 Co 15:28).


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