Reflexión para hoy.
Queridos amig@s! En dónde depositamos nuestra felicidad? Hay veces que decimos “seré feliz cuando: tenga una casa, un coche, el trabajo deseado, una pareja, cuanto esté en otro lugar, cuando tenga tal cosa”. Nuestra felicidad no puede depender de agentes externos, y menos de cosas materiales, ni siquiera de otras personas, porque los sentimientos humanos tienden a cambiar con el tiempo o por la situación. Si nuestra felicidad depende de alguna circunstancia futura, cuando la obtengamos encontramos otro motivo de infelicidad, y así nunca encontraremos vivir en plenitud. Si nuestra felicidad depende de otra persona esta tiene el poder de nuestras emociones para hacer con ellas lo que quiera; lo que genera en nosotros es sufrimiento y tampoco podremos vivir plenamente. Tenemos un corto paso por la tierra como para llenarla de infelicidad, Dios nos alienta a esforzarnos, a luchar en todos los sentidos y la felicidad no es una excepción. Nuestro Dios brinda esa felicidad que viene desde lo profundo de nuestro ser, esa que es sincera, que nos hace sentir plenos, llenos de bendición, la que nos hace ver lo bueno de la vida y de las personas, la que nos motiva a seguir adelante, esa felicidad que nos permite amar sinceramente a otras personas, porque nos hace acercarnos a un ser querido, pues queremos compartir amor y lo hacemos no por llenar un vacío emocional. El amor de Dios nos perdona, nos cura y nos restaura. Para ofrecer un amor desinteresado debemos amarnos primero a nosotros mismos, y así hallar la felicidad. No es que otras personas no nos puedan hacer felices y plenos, sino que para que esta sea duradera no puede depender absolutamente de ellas. Cuando amamos sin dependencia, la felicidad es tal que los demás también la disfrutan. Oremos a nuestro Dios para que nos ayude a querernos, a perdonarnos y a encontrar esa felicidad que proviene de nuestro interior, pues esa fuente de felicidad se mantiene con el agua viva que es Cristo Jesús. Ser felices debe ser un principio fundamental en todos los seres humanos. Esforcémonos, nuestro Padre está dispuesto a ayudarnos porque en su infinito amor quiere que seamos felices. Dios les Bendiga!