Reflexión para hoy.


Queridos amig@s! Jesús dijo: «Permaneced firmes en mi palabra y seréis mis discípulos, conoceréis la verdad y la verdad os hará libres» (Juan 8:31-32). Ser discipulo requiere un compromiso con la palabra de Dios (leerla y comprender). Viviendo como discípulos conoceremos la verdad y nos hará personas libres. Todos necesitamos madurar espiritualmente, para ello debemos creer. Nuestra visión, razón y emociones, podrían o bien, engañarnos y producir nuestra esclavitud, o por el contrario contribuir a nuestra liberación y ampliar nuestro conocimiento. 

Econtrar liberación cambia nuestra visión, nuestra razón y nuestras emociones. La gente libre ve de manera diferente a la gente oprimida. La misma escena es una escena diferente para cada uno. Por ello, cada uno de nosotros debe discernir su propia condición: ¿soy libre o algo me retiene? y es que  tratar con la libertad es una decisión personal y se relaciona con la fe de cada uno. Nuestra vida y hábitos pueden ayudar o pueden ser un gran obstáculo que alimenta nuestra inmadurez y hace que nuestra prisión sea cómoda.

Como discípulos estaremos en constante contacto con la verdad, pues leemos para conocer a Jesús. Creceremos en libertad, siempre que abramos nuestro corazón a la verdad de Dios. Como fruto de ello tendremos: más amor, más gracia, más bondad, más misericordia. Más de cada una de las virtudes propias de Jesús. Pero incluso los discípulos maduros y libres, no seremos perfectos y somos conscientes de nuestra propia imperfección. Con esto no habló de juzgar a los demás, hablo de captar mejor la complejidad de la vida y comprender mejor a la gente. Hablo de entender el significado de la vida, pues hay un propósito. 
El mundo necesita discípulos, verdaderos discípulos. Cristianos maduros y libres. Gente sensata y afectuosa. 

Hoy quiero pedir a Dios que nos ilumine para que estemos entre sus discípulos.

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