Reflexión para hoy.


Queridos amig@s! En ocasiones nos resistimos al cambio, la pregunta es ¿por qué? Todos tenemos cosas que mejorar, sueños por cumplir, pero no todos se arriesgar a cambiar, a mejorar, a dar un paso hacia adelante. Las respuestas a esta pregunta son infinitas depende de cada caso en particular, pero si observamos a nuestro alrededor nada es estático o igual cada día sin importar si queramos o no, si  lo notamos o no, el mundo sigue avanzando, nace una nueva planta, un nuevo bebé, otros crecen un poco más, algunas personas quizás mueren, cada día amanece y oscurece de diferentes formas, algunos días y noches son frías,  otras muy calurosas, en fin nuestra naturaleza y mundo son muy cambiantes; incluso si decidimos no hacer nada y estar acostados todo el día, en realidad sí hacemos, pues cada órgano interno de nuestro cuerpo sigue cumpliendo su función, por eso cada día crecemos o envejecemos un poco más que el día anterior, inclusive el mundo gira a cada instante y aunque estemos quietos nosotros giramos con él, somos parte de la naturaleza, entonces resistirnos al cambio es ir en contra de lo que somos.

Son varias las razones que nos impiden cambiar, una de ellas es la incapacidad personal de esforzarse por cambiar hábitos, nos sentimos cómodos así y no damos nunca el paso. Otra razón por la que nos cuesta cambiar es el miedo y la inseguridad, pero ¿por qué sentirnos así? Dios en la Biblia nos enseña que nos ama y que cada uno de nuestros cabellos están contados, así que nos conoce bien y es grande y maravilloso el amor que siente por nosotros, entonces, ¿por qué sentirse inseguros? Pidámosle fuerzas para mejorar en aquello que más necesitamos cambiar y cada día con fe, pongamos lo mejor de nosotros en todo lo que hagamos. Dios les Bendiga! 

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