Reflexión para hoy.
Queridos amig@s! La historia bíblica de José es una de mis favoritas. Fue un hombre prometedor, pero fue vendido como esclavo por sus hermanos (Génesis 37:12-36); en Egipto, fue falsamente acusado de intentar abusar de la esposa de Potifar y por ello encarcelado. En la prisión interpreta los sueños de dos hombres de faraón. Como resultado de esa tarea, es llamado a interpretar el sueño del Faraón, tuvo tanto éxito que lo nombra gobernador. Años más tarde, se encuentra de nuevo con sus hermanos, los confronta, los perdona y les promete protección. Este resumen de la historia de José y los eventos de su vida, nos sirven de ejemplo para ilustrar el principio de este versículo: «Dios hace que todas las cosas funcionen juntas para nuestro bien» (Romanos 8:28).
La Palabra de Dios nunca establece que en nuestro caminar con Él, todas las cosas que pasan o que pasarán son buenas. José es muestra de ello, pero si nos revela que a pesar de que la vida incluye dolor, frustración y decepción, contamos en ella, con el grandioso Pastor que ha prometido guiar y cuidar a Su rebaño.
Dios está con nosotros todo el tiempo. José no reconoció la presencia de Dios hasta que se convirtió en gobernador de Egipto. Por el contrario, vio el movimiento del Señor a lo largo de su historia. Y es que incluso cuando no podemos ver a Dios actuar, Él está con nosotros.
La vida de José muestra que toda la obra de Dios al final nos revela siempre un significado. Las cosas, para nosotros, pueden parecer incompletas, imprecisas e incluso inadecuadas. Pero trabajan juntas para crear el completo y perfecto plan de Dios para nuestra vida.