Reflexión para hoy.


Queridos amig@s! Actualmente la ecología es un tema de actualidad, todos los países occidentales intentan gestionarse de una forma menos agresiva con el medio ambiente, pero no es fácil. Quizás tengan que enfocarse tomando como guía la Palabra de Dios. La Biblia nos enseña que para ganar el favor de Dios lo que principalmente debemos hacer es humillarnos delante de su presencia. Por eso dijo Dios en 2 Crónicas 7:14 “Si se humillare mi pueblo sobre el cual mi nombre es invocado …” El arrepentimiento es más que una simple contrición transitoria, es un sentimiento de sufrimiento por los pecados que cometimos, y una actitud que reconoce nuestra enorme necesidad de Dios y por consiguiente la renuncia a nuestros propios deseos.

El siguiente paso para recibir el favor de Dios es orar invocando su nombre, tal  como sigue el texto: “…y oraren, y buscaren mi rostro…”, la Biblia es clara al decirnos en 1 Timoteo 2:5 que solamente debemos tener un solo Dios y un solo intercesor, y este es Jesús: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,” y también nos enseña que todo lo que necesitemos pedir en oración ya sea ayuda o perdón, si lo hacemos en su nombre lo recibiremos, como se lee en Juan 14:13 “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.”

Por último y no menos importante, el tercer paso para asegurarnos obtener la ayuda y respuesta de Dios es la conversión, “… y se convirtieren de sus malos caminos…” que es el resultado de un verdadero arrepentimiento. Y es que después que el hombre se arrepiente de sus pecados e invoca el nombre de Jesús pidiendo perdón por ellos, el Señor perdona toda maldad, pero a partir de ese momento debe iniciarse una vida de obediencia y santidad delante de Dios.

Como resultado del arrepentimiento, el clamar el nombre de Jesús para perdón de pecados y una verdadera conversión viene la respuesta de Dios: “…entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.” No importa cuán destruido se encuentre el hombre por causa del pecado, Dios promete restaurar nuestra vida y como consecuencia el podrá sanar nuestra tierra, pues nuestros actos influyen en todo lo que nos rodea. Dios les bendiga!

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