Reflexión para hoy.


Queridos amig@s! En la actualidad hay mucha gente que relaciona el tener dinero con ser bendecido, pero ¿tener dinero será realmente ser bendecido?, la mayoría de las personas que pasan por un estado financiero difícil tienden a frustrarse, y por consiguiente se entristecen y hasta terminan llevando una vida de amargura porque lamentablemente ven todo desde el punto de vista equivocado.


Conozco a personas que dicen: “¿por qué Dios no me prospera?, ¿es la voluntad de Dios que yo sea pobre?, y es que el no tener una respuesta nos lleva a pensar tantas cosas, muchas de ellas son falsas ideas que creemos por puro interés o ignorancia.
Pero ahora es necesario que comprendas que tu puedes ser pobre, de clase media, alta o millonario y eso no tiene nada que ver en ser o no bendecido o en ser o no hijo de Dios, porque el dinero no tiene influencia en tu identidad delante de Dios, fue el mismo Jesús quien dijo en Mateo 8.20: “…Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.” Jesús vino a este mundo siendo pobre, naciendo en un establo, sus padres no eran ricos, y Él creció siendo pobre, y murió siendo pobre. Él naciendo en una familia humilde nos enseñó que no se necesita mucho para ser feliz, que no se necesitan riquezas para hacer grandes cosas por los demás. Si prestáramos más atención entenderíamos que muchas veces las personas más felices son aquellos que no tienen grandes posesiones materiales, pero si tienen la actitud adecuada. 
Una de las razones por las que algunos de sus discípulos se desanimaron y dudaron sobre el propósito de Jesús es porque Él no venía a fundar un reino material, por el contrario, Jesucristo vino a implantar un reino espiritual basado no en las cosas materiales, sino en lo espiritual, en lo que perdura por toda una eternidad.

Y esto no significa que tener dinero no es ser bendecido, o que contar con buenas ganancias económicas sea malo, ¡NO!, sino sobre la inconformidad que existe en muchos corazones por su estado económico, que a la final se convierte en una total y completa infelicidad que existe por no ver lo material y económico crecer en nuestra vida.

Tú fe en Dios no tiene que estar basada en la cantidad de bienes o dinero que tengas, sino mas bien en tu certeza que Él tiene cuidado de ti y en la convicción de que pronto veras una respuesta. Debemos aprender a vivir con contentamiento de nuestro estado, entonces aprenderemos a disfrutar de la vida espiritual plena que Dios quiere que vivamos, porque esta no se basa en bienes y dinero, en prosperidad económica, sino en lo felices que seamos en su presencia y viviendo cada día a su lado, como lo escribió Pablo en Filipenses 4:11-12 “No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.” Aunque ganar dinero sea necesario, nunca nos podrá garantizar nuestro destino, por el contrario, confiar en Dios independientemente de nuestro estado financiero sí que lo hará.   Dios les Bendiga!

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