Reflexión para hoy.


Queridos amig@s! El cansancio es un factor debilitante que no solamente afecta nuestro físico, sino que podría repercutir aun en el área mental, emocional y espiritual.

El cansancio comúnmente se puede expresar como una debilidad o falta de fuerza física, generalmente provocada por la realización de un esfuerzo o trabajo. Muchos hoy están cansados de esperar, de orar, de ayudar, de trabajar, de cuidar a su familia, de las diferentes responsabilidades que tienen, y también hay otros cansados de ser buenos y nos ver resultados favorables. Pero la fatiga o el cansancio son parte de la vida del ser humano, mientras menos descanso tengamos, más cansancio acumularemos, hasta cuando llega los  momentos en donde estamos en nuestro límite, y no queremos hacer nada de nada, pero es entonces cuando debemos aprender a llevar el cansancio a la presencia de Dios, porque generalmente uno de los motivos de esta debilidad es que ya no estamos disfrutando nada de lo que hacemos, por tanto es una buena razón para de ir delante del Señor con una actitud diferente.

El cansancio espiritual es un estado peligroso en la cual muchos cristianos se encuentran, y esto suele ocurrir por la falta de leer la Biblia buscando palabras de aliento y por el descuido de nuestra relación diaria con Dios. Cuando estos elementos esenciales se pierden, es cuando el creyente ya no siente sabor en la vida cristiana.

Muchos creyentes están cansados del camino; están cansados de llevar la cruz de Cristo, ya se cansaron de hacer el bien, de ser pacientes; esto no son más que síntomas del agotamiento espiritual, y sin darse cuenta están en peligro porque alejan la bendición. Por tanto, es necesario venir urgentemente a la fuente de fortaleza: el Señor saciará nuestra alma del modo que nos los declara Isaías 40:29 “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.” Dios les Bendiga!

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