Reflexión para hoy.


Queridos amig@s! ¿Han conocido alguna vez a una persona que consideren que atrae a los problemas? Todos conocemos a personas que cuando surge un conflicto, se las arreglan para estar cerca y terminan involucrados en el. Podemos pensar que su reacción ante el problema es su acción favorita. 

En la Biblia encontramos a uno de ellos, Moisés, quien parecía llamar a los problemas o ser arrastrado ante las contrariedades. A lo largo de su vida respondía de la peor manera a los conflictos que lo rodeaban, como se relata en Éxodo 2:11-12 así como Moisés, muchos de nosotros tendemos a reaccionar mal cuando nos encontramos atrapados en un conflicto, y dejamos que sentimientos como la rabia y la venganza tomen dominio de nuestras acciones, impidiéndonos pensar al momento sobre las posibles consecuencias que sufriremos después. En la historia de Moisés vemos cómo su carácter fue transformado, él no dejó de reaccionar, sino que aprendió a hacerlo de manera correcta. Para conseguirlo tuvo que lidiar con miles de personas en un largo viaje donde ejercía de líder, y la mayor parte del tiempo tuvo que reaccionar ante los altercados y quejas del pueblo o servir de mediador entre Dios y las personas a quien dirigía. En Moisés observamos a una persona de carácter impulsivo, que rechazo una vida fácil junto a Faraón y sé transformó en una persona moldeada por Dios, quien no cambió la esencia de Moisés ni le dio nuevas habilidades, sino que tomó sus características y las moldeó hasta que pudieran encajar en su propósito, tal como también puede hacerlo con nosotros, si somos capaces de reconocer que un carácter impulsivo solo trae problemas y angustias; empecemos por aprender a reaccionar con instintos acordes a la voluntad de Dios y haciendo de la paciencia uno de nuestros hábitos. Dios les Bendiga!

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