El libro de Isaías



Queridos amig@s! Continuamos con nuestro estudio bíblico hoy les hablamos del libro de Isaías que es el primer libro de los 'profetas mayores', llamado por los Padres 'el Evangelio según San Isaías', ya que su autor fue considerado 'el profeta evangélico'. Predice detalladamente el nacimiento de Emanuel (Dios con nosotros), su vida benéfica, su muerte propiciatoria, su resurrección y su reino triunfante y eterno (9.6, 7; 11.1-10; 52.13-53.12). Su pureza, la belleza de su estilo y el maravilloso cumplimiento de sus profecías relativas al Mesías, le dan la preeminencia entre los escritos de los profetas y poetas hebreos.

Estructura Del Libro

Los descubrimientos de QUMRÁN (donde se han encontrado manuscritos de Isaías que se remontan a ca. 100 a.C.) permiten comprender mejor la estructura del libro. En el texto más completo del Isaías hallado en Qumrán se encuentra una división principal entre los caps. 33 y 34. Esto sugiere un libro dividido en dos partes principales (al estilo de Lc, Hch). Algunos eruditos proponen ahora un análisis de los dos tomos en secciones paralelas, de la siguiente manera:

Ruina y restauración, 1-5, 34 y 35

Material biográfico, 6-8, 36-39

Bendición y juicio, 9-12, 40-45

Profecías contra poderes extranjeros, 13-23, 46-48

Juicio universal y la salvación de Israel, 24-27, 49-55

Sermones éticos, 28-31, 56-59

Restauración de la nación, 32 y 33, 60-66

Según Harrison, este orden no es obra del profeta mismo, sino que representa la labor de ciertos redactores de una antología de materia isaínica.

Autor Y Fecha

Historia reciente de los estudios

sobre Isaías

Hasta 1775 la iglesia cristiana aceptó la tradición judía según la cual el libro lo escribió totalmente el profeta ISAÍAS, quién ministró del 740-760 a.C. El primero que pensó en la posibilidad de más de un autor parece haber sido un judío español, Moisés Ibn Chiquitilla, cordobés del siglo II d.C. Él sugirió que Isaías 40-66 lo escribió un profeta que vivió al final del cautiverio en Babilonia (es decir, ca. 550 a.C.). Después, empezando con el comentario de Doederlein (l775) y la introducción de Eichhorn (l780-83), un creciente número de eruditos postuló como autor de los caps. 40-66, y de ciertas porciones en los caps. 13-39, a un 'segundo Isaías' que viviera en el cautiverio ca. 550 a.C.

A través del siglo XIX la hipótesis del Deuteroisaías se vio impulsada por el desarrollo de las ciencias literarias e históricas, pero generalmente los eruditos conservadores seguían defendiendo la teoría tradicional. Sin embargo, en l889 Franz Delitzsch, uno de los eruditos conservadores más prestigiosos del siglo, anunció su aceptación de la nueva teoría en la cuarta y última edición de su gran comentario sobre Isaías (Tomo I, pp. 36-41; Tomo II, pp. 120-133, en inglés).

Bernard L. Duhm en l892 propuso un tercero o Tritoisaías como autor de los caps. 56-66. Hoy muchos exégetas, incluso algunos conservadores, opinan que el libro no solo lo escribió el gran profeta del siglo VIII, sino también algunos de sus discípulos (8.16) que vivían durante el cautiverio (caps. 40-55, etc.) y después de él (caps. 56-66, en gran parte).

Argumentos a favor de un solo autor

1. Empezando con el libro apócrifo Eclesiástico (escrito ca. l80 a.C; cf. 48.22-25), la tradición judaica ha sostenido que el Isaías del siglo VIII escribió todo el libro. Sin embargo, la tradición judaica no puede considerarse como más autoritativa para el cristiano (Mc 7.8, 9) que las pruebas internas del estudio científico del libro mismo. El valor de la tradición disminuye especialmente cuando se remonta a documentos escritos siglos después del controvertido libro.

2. Los escritos del Nuevo Testamento (y aun Cristo mismo) introducen sus citas de varias partes de Isaías con frases como 'Isaías dijo' (Jn 12.38-41; Ro 9.27-29; 10.20s, etc.), sin sugerir nunca una diversidad de autores para Isaías. Sin duda este hecho ha influido más que otros en los que han querido defender la veracidad de la Biblia. No obstante, debemos notar los siguientes factores:

(a) En las veintiuna veces que los autores del Nuevo Testamento citan a Isaías, solamente utilizan once versículos de Isaías 40-66 con frases como 'Isaías dijo'. Es decir, estos versículos representan un pequeño núcleo de un mismo profeta y, por tanto, no muestran necesariamente que todo el contenido de los veintiséis capítulos viniera de él.

(b) La manera de concebir los estudios de carácter histórico-literario en la época moderna. Ya en el siglo XIX Delitzsch reconoció que estos estudios habían alcanzado 'la eminencia de una ciencia' (I, 38) y por eso los trató con todo respeto. Sin embargo, no aceptaba muchas de sus conclusiones como irrevocables, ya que se basaban más en presuposiciones no cristianas que en pruebas sólidas y bien interpretadas.

(c) Otro factor básico es el concepto que se tenga de la inspiración bíblica. La inerrancia de las Escrituras, según las teologías ortodoxas, se refiere a la plena veracidad de la enseñanza del texto, es decir, a lo que el autor quiere comunicar y patentizar. Es obvio que ningún pasaje del Nuevo Testamento se dedica al problema de la paternidad literaria de Isaías. Por eso no podemos esperar resolver este problema (que surgió en 1775 d.C.) ateniéndonos tan solo a la manera popular y no científica en que el Nuevo Testamento se refiere al libro de Isaías. Muchos estudiosos conservadores reconocen que la Biblia emplea un lenguaje popular, carente de precisión científica, cuando habla de problemas geográficos, astronómicos, etc.

3. La teoría de la diversidad de autores la impulsó el pensamiento racionalista del siglo XVIII d.C., el cual no aceptaba (dadas sus presuposiciones filosóficas anticristianas) la posibilidad de milagros y profecías del futuro lejano. Sin embargo, Isaías recalca precisamente el poder de Dios de profetizar el futuro lejano (41.21-23, 26ss; 44.7, 8, 25ss; 46.10, 11; 48.3-8). Un ejemplo sobresaliente de este tipo de profecía, según los que propugnan la unidad del libro, es la mención de Ciro (44.28; 45.1) unos ciento cincuenta años antes de su nacimiento. Sin embargo, este ejemplo no es único en la Biblia: un profeta nombró a Josías más de trescientos años antes del nacimiento de este (1 R 13.2; y cf. Is 9.6, 7).

La Biblia contiene muchas profecías respecto al futuro lejano, pero el nombramiento de Ciro no es el milagro profético que el autor de Isaías 40-55 tenía en mente al subrayar el poder profético de Dios. Parece referirse más bien a la profecía del cautiverio (586 a.C.) que Moisés pronunció en el siglo XIII a.C. (Is 48.3-8; cf. Dt 4.25-31; 28; 31.27-29, etc.). Recuérdese también que mientras el racionalismo niega completamente el elemento milagroso y profético, la tradición religiosa tiende a exagerarlo (MARÍA). El cristiano debe aceptar todo milagro genuinamente bíblico, pero no cualquier milagro inventado por la tradición religiosa.

4. Los manuscritos de QUMRÁN, donde se encontraron textos de Isaías, que se remontan a ca. 100 a.C., incluyen todo el libro en un solo rollo (como también era la práctica en el tiempo de Jesús, Lc 4.17), sin ninguna división entre Isaías 39 y 40. No obstante, según la nueva hipótesis, mucho de Isaías 13-39 también lo escribieron discípulos de Isaías. Específicamente Isaías 34 y 35 se atribuyen a un Deuteroisaías, y sí existe una división en los manuscritos de Qumrán entre Isaías 33 y 34.

5. Existen otros argumentos que apenas podemos mencionar: (a) que profetas como SOFONÍAS y JEREMÍAS (que vivieron antes del cautiverio) utilizaron materiales de Isaías 40-66; (b) es improbable que los nombres de los autores de las partes posteriores a Isaías se perdieran (sobre todo el gran genio que escribió Isaías 40-55); (c) los argumentos que le niegan al profeta 40-66 también tendrían que negarle 13 y 14 que incluso tienen su nombre; etc.

ISAÍAS:

Un bosquejo para el estudio y la enseñanza

I. Profecías contra Judá 1.1-12.6

Primera parte: Profecías de condenación (1.1-35.10)

II. Profecías contra otras naciones 13.1-23.18

III. Profecías del Día del Señor 24.1-27.13

IV. Profecías de juicio y bendicón 28.1-35.10

I. Ezequías es librado de Asiria 36.1-37.38

Segunda parte: Material histórico (36.1-39.8)

II. Ezequías es librado de la enfermedad 38.1-22

III. Pecado de Ezequías 39.1-8

I. Profecías sobre la liberación de Israel 40.1-48.22

Tercera parte: Profecías de consuelo (40.1-66.24)

II. Profecías sobre el liberador de Israel 49.1-57.21

III. Profecías del glorioso futuro de Israel 58.1-66.24

Argumentos a favor de la división del libro.

1. En la actualidad, el punto de partida del nuevo entendimiento de Isaías es el enfoque histórico de los caps. 40-55; Jerusalén y su templo han sido destruidos (44.26-28; 51.3; 52.9) y el pueblo está cautivo en Babilonia (43.14); Babilonia, y no Asiria, está amenazada con la destrucción (47.1-7; 48.14). Ciro de Persia ha iniciado ya su campaña victoriosa (41.2, 3, 25; 45.1-3). Defensores de la teoría tradicional suelen insistir en que el profeta del siglo VIII dirigió esta porción del libro a la generación en cautiverio, ciento cincuenta años después. Por supuesto que esto es teóricamente posible, pero una recta comprensión de la inerrancia (véase arriba) no exige que insistamos en tal divorcio entre la literatura y la historia.

2. El segundo tipo de pruebas es lingüístico: las porciones de Isaías con un enfoque histórico del siglo VI a.C. utilizan un vocabulario y estilo notablemente distintos. Por lo general, se reconoce que a través del libro también hay varios elementos de unidad estilística y gramatical, pero esto se espera de autores de una tradición y escuela común. La nueva teoría explica mejor la diversidad. Sin embargo, un estudio reciente y profundo hecho por Judith Reinken, mediante una metodología estadística moderna (en una tesis inédita de la Universidad de Chicago), concluye que no puede determinarse nada en cuanto a la unidad o diversidad de autores basándose en el vocabulario de Isaías.

3. El tercer tipo de pruebas es teológico. No hay contradicciones, como afirman algunos que niegan la inerrancia de las Escrituras, aunque sí existen énfasis distintos y enfoques variados, que corresponden a los diversos fondos históricos representados en Isaías (véase sección Aporte a la teología). Quienes sostienen que Isaías escribió todo el libro afirman que Isaías 40-66 corresponde a los últimos años de la vida del profeta, y que en esta sección este se dedicó a resolver para las generaciones futuras los problemas provocados por sus profecías anteriores.

Conclusión

En vista de las consideraciones anteriores, no se puede afirmar con absoluta certeza que este libro sea la obra de un solo profeta, ni tampoco que sea el producto conjunto de Isaías y un grupo de sus discípulos. Todos los eruditos protestantes liberales han aceptado la nueva hipótesis desde hace muchos años, y ahora casi todos los estudios católicos también la aceptan. Los eruditos evangélicos que sostienen la inerrancia de las Escrituras generalmente la han rechazado, pero actualmente hay una nueva tendencia a volver sobre las huellas de Delitzsch para ver si en alguna forma es posible aceptar la nueva hipótesis sin rechazar la plena veracidad y autoridad de las Escrituras. Como sea, Isaías es obra del Espíritu Santo a través de su inspirado portavoz o portavoces humanos, y como libro se incluye en la generalización del apóstol Pablo cuando dijo: 'Toda la Escritura es inspirada por Dios' (2 Ti 3.16).

Marco Histórico

Isaías profetizó durante un tiempo de grandes trastornos morales y políticos. En la primera parte de su ministerio, cerca del año 722 a.C., el reino del norte, Israel, sucumbió ante los invasores asirios. Por un momento todo parecía indicar que Judá correría la misma suerte. Pero Isaías aconsejó que, en vez de aliarse con otras naciones para enfrentar la amenaza asiria, confiaran en Dios. El Señor era el único que podía de veras salvarlos y brindarles protección en tiempos peligrosos.

Aporte a La Teología

De Isaías 1-39 (especialmente 1-12 y 28-33)

Muchos de los temas predilectos de Isaías se encuentran ya en su visión inaugural (6.1-13), sobre todo en su énfasis en Jehová como 'Santo de Israel', título que aparece unas veinticinco veces en todo el libro, pero solo cinco veces en los demás libros del Antiguo Testamento.

La preocupación por la realidad de un Dios santo condujo a una conciencia del pecado, tanto en el culto (1.10-17) como en la vida social y política de la nación (3; 5; 7).

El profeta desarrolló las tradiciones de la elección de Jerusalén (10.27-34; 14.28-32; 17.12-14; 29.1-8; 30.27-33; 31.1-8) y de David (9.1-7; 11.1-8; 32.2; 33.17). Profetizó el nacimiento milagroso del Mesías (7.14), quien sería verdaderamente humano (9.6; 11.1), y a la vez 'Dios fuerte' (9.6), cuyo reinado universal de perfecta justicia y paz (9.7; 11.2-9) se cumpliría solamente en Cristo.

Isaías insistió repetidamente en la necesidad absoluta de una fe en Dios, tanto en la vida personal como en la vida pública y política de la nación (7.9; 28.16; 30.15). Por eso se le llama 'el evangelista del Antiguo Testamento'.

De Isaías 40-55

Esta sección se caracteriza por una viva esperanza de la salvación inminente, un nuevo éxodo, esta vez del cautiverio babilónico (40.3ss; 43.16-21; 48.20s; 51.10; 52.12, etc.). Domina también en estos capítulos la esperanza de un nuevo MOISÉS, el verdadero siervo de Jehová (42.1-4; 49.1-6; 50.4-11a; 52.13-53.12), cuyo sufrimiento propiciatorio, resurrección y exaltación harían posible la justificación de muchos (52.13-53.12) y solo en Cristo se cumplirían plenamente (Jn 12.41).

Sin embargo, la salvación inminente no es un fin en sí; en estos capítulos se renueva y profundiza, como en ninguna otra parte del Antiguo Testamento, el llamado de Israel para cumplir la misión de Dios en el mundo. Una teología de misión domina Isaías 40-55 como fin supremo de la salvación (40.9; 41.8, 9, 27; 42.1-4, 6, 7, 10, 11; 43.10-12, 21; 44.8; 45.5, 6, 14, 22, 23; 48.6, 20; 49.6-8, 22, 23; 51.2, 5; 52.10, 15; 55.1-13). Solamente en el contexto de esta teología de misión podemos entender otros temas predilectos de Is 40.55.

Por ejemplo, encontramos en Isaías 40-55 un desarrollo asombroso de la doctrina de la creación como base de su teología de misión (40.12-26; 42.5ss; 45.11, 12, 18; 48.12, 13), un marcado monoteísmo evangelístico (45.14, 20-22, etc.) y una filosofía de la historia jamás superada en el pensamiento humano (41.1-4, 25, 26; 43.14; 44.24-28; 45.1-7, 8-13; 46.8-11; 48.14, 15; 53.10; 54.15-17). El profeta proclama que la historia del mundo tiene significado solamente a la luz de la misión del pueblo y del siervo de Jehová.

De Isaías 56-66

En esta sección muchos de los poemas se dirigen al pueblo que está otra vez en la Tierra Santa (56.8); el templo se ha reedificado y se ofrecen sacrificios (56.5-7); los días de ayuno son comunes. Sin embargo, los pecados anteriores han empezado a manifestarse otra vez; el sincretismo y la superficialidad en el culto (58.1-12), la injusticia social (59) y un liderazgo impío (56.9-12). Isaías 56-66 se caracteriza por el conflicto entre el Israel genuino (los pobres; 57.15; 61.1-3; 66.2) y el Israel falso (los ricos y poderosos; 56.9-12; 57.1-4; 59.14, 15; 65.13-16).

Se insiste en la observancia del sábado (58.13-14), la humildad (57.15; 61.2ss, etc.) y la misericordia hacia los pobres (58.6, 7, 9, 10). Dios se presenta como santo y justo tanto en la restauración de su pueblo como en el castigo eterno de los impíos (57.15; 60.9, 14; 66.24).

La vívida esperanza de una intervención inminente de Dios, para la redención de su pueblo, no domina en estos oráculos, como en 40-55. Se procura explicar el atraso del cumplimiento de las profecías (59.1s), pero persiste una firme confianza en el triunfo final del Santo de Israel y la glorificación de Sion (57.15ss; 60.10, etc.). En los caps. 65 y 66, una sección de carácter apocalíptico, encontramos la esperanza de un nuevo cielo y una nueva tierra. Después de la salvación y el juicio, Dios promete renovar el universo que el pecado ha corrompido.

Otros Puntos Importantes

Un pasaje poco común de Isaías nos da una idea en cuanto a cómo el Señor considera el juicio y la salvación que imparte. El profeta describe el juicio de Dios como 'su extraña operación' (28.21). Si para Dios el castigo que imparte es una extraña operación, ¿no quiere esto decir que la salvación es una operación típica de Él, el Dios de amor?

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