Reflexión diaria.


Queridos amig@s! A veces he comprobado que personas con éxito y una formación superior a la media, evitan relacionarse con personas que no pertenecen a su nivel social. También están las personas que huyen cuando ven a alguien con dificultades o una discapacidad. Ambas son conductas discriminatorias, la biblia nos enseña que en Cristo no hay barreras, Él no sé interesa más en unos que en otros, su amor es para todos. Dios es un Dios de paz y quiere que la armonía y la Unión rijan a la humanidad, sin hacer diferencias por el origen ni por el color de la piel. El valor de una persona no se puede medir en dinero, posición social, nacionalidad, ni raza. Para Cristo toda persona es importante. En Él, todo ser humano tiene un propósito y un trabajo que desempeñar.  Aunque muchas veces no lo creamos, nuestra vida es muy valiosa para Dios. Su plan Es bendecirnos y que hagamos algo bueno de nuestras vidas. Somos especiales para Dios.

Si todos somos especiales para Dios, ¿por qué no intentamos tratar a los demás con paciencia y afecto? Aprendamos entonces a ver a todas las personas como a nuestros iguales. Así podemos amar sin hacer distinciones! 

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