Reflexión diaria.
Queridos amig@s! Daniel era un hombre sabio que servía a Dios en un país donde vivía como extranjero, fue llevado a servir a un rey obligado por un exilio. El rey, que no compartía su fe, deslumbrado por la fama de Daniel lo pide ayuda. El humilde Daniel le dice al rey que sólo Dios le puede ayudar, pero lo hará a través del consejo que le transmitirá Daniel. Desde nuestra perspectiva actual, el problema que tenemos los creyentes es el siguiente: no sabemos cómo lograr acceso al consejo o la ayuda de Dios. Vemos nuestras necesidades físicas como mucho más urgentes y nuestras riquezas celestiales como mucho más distantes. Nos alegramos por la salvación que se nos ha dado, pero eso no nos ayudará a tomar hoy esas vacaciones que tanto necesitamos. Nos entusiasma la perspectiva del cielo, pero eso no pagará la hipoteca de este mes. Nos emociona estar sentados con Jesús al lado del trono de Dios, pero eso no asegura la posición que necesitamos para avanzar en nuestra carrera. ¿O sí? Todo