Reflexión diaria.



Queridos amig@s! Las fuentes de motivación son bien importantes ya que nos mantienen enfocados en el camino cuando estamos a punto de desviarnos. Cada vez que queramos emprender o hacer un cambio en nuestras vidas, orémosle a Dios para que nos ilumine y hagámonos las siguientes preguntas (y si es posible anotemos las respuestas): ¿qué quiero?, ¿cómo lo quiero?, ¿cuándo lo quiero?, ¿con quién lo quiero?, ¿dónde lo quiero?, ¿para qué o por qué lo quiero?, ¿qué tengo que hacer para lograrlo? Eso sí, seamos muy honestos y realistas al contestar las preguntas. Cada vez que estemos a punto de tirar la toalla, cuando sintamos que las energías se nos acaban, recordemos nuestras fuentes de motivación, recordemos qué nos motiva a hacer lo que estamos haciendo. Otra gran fuente de motivación es la Palabra de Dios, en la Biblia encontramos infinidades de mensajes que nos motivan, nos alientan, nos llenan de fe, esperanzas y fuerzas. Encontramos versículos que nos llenan de confianza en Dios y nos dan la motivación necesaria para seguir el camino. 


Cuando nos sintamos agotados pidámosle a Dios que nos motive porque solos estamos perdiendo las energías, porque solos no podemos, pero con Él en nuestras vidas todo es posible, digámosle que nos hable a través de su Palabra, que nos recuerde qué nos motivó a empezar la carrera. No perdamos el enfoque, busquemos nuestras fuentes de motivación y sobre todo la motivación Divina que nos regala Cristo Jesús. Dios les Bendiga! 

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