Reflexión díaria.



Queridos amig@s! Dios nos habla de dos caminos, uno con una puerta angosta y otra con una puerta ancha. A menudo nos vemos tentados porque se nos presenta un camino aparentemente fácil y atrayente, frente a otro camino difícil, y es cuando nos hacemos la interrogante ¿por dónde me voy? Debemos aprender que las cosas fáciles son pasajeras, y al final salen costando más. Son las cosas hechas con esfuerzo y disciplina las que nos llevan al éxito duradero. A veces se nos presentan ofertas muy tentadoras donde nos garantizan obtener el éxito de forma rápida. No nos dejemos engañar, busquemos siempre de Dios cuando nos topemos con situaciones como ésas, oremos primeramente al Señor y digámosle que nos dé la fortaleza para no caer en tentación. Dios no nos dijo que el camino hacia Él sería fácil, pero sí nos promete acompañarnos en todo momento, reconfortarnos, y obtener un éxito que va más allá de nuestros deseos terrenales, nos ofrece una vida eterna donde no habrá más sufrimientos y todo será felicidad, donde habitaremos con Él y todos los grandes personajes de la Biblia, una vida eterna inimaginable, no la perdamos por cosas terrenales que al fin y al cabo son temporales. Dios nos regala algo que va más allá de nuestro entendimiento y mientras estemos en esta tierra nos da la promesa de que nos cuidará, nos protegerá, nos dará consuelo y librará las batallas con nosotros, también nos ofrece momentos de felicidad, de fortalezas en la tierra. El camino a Dios es más vigorizante que cualquier camino que se nos pinta como “fácil”. Dios les Bendiga!

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