Reflexión diaria.



Queridos amig@s! Cuántas veces dejamos que nuestras quejas tapen las bendiciones que Dios nos otorga? En ocasiones andamos más pendientes de las cosas malas que nos pasan, que de las cosas buenas. Como si tuviéramos la necesidad de quejarnos, como si nos llenáramos con eso. Nuestro Padre Celestial nos otorga a diario múltiples bendiciones, y quizás no las vemos por andar pendientes de lo malo. ¿Qué ganamos con quejarnos? Nada, quizás angustiarnos más, intranquilizar nuestras almas, atraer la energía negativa y ocultar las bendiciones de Dios. Tal vez no nos damos cuenta que somos más bendecidos de lo que pensamos. Somos afortunados, hay tantas cosas que tenemos y que vemos tan normales, porque están tan accesibles a nosotros, que nos olvidamos que estamos siendo bendecidos por tenerlas, porque quizás otras personas no tengan ni un cuarto de lo que nosotros tenemos. Reflexionemos por un instante en todo lo que tenemos a nuestro alrededor y no lo valoramos porque parece insignificante, porque la costumbre nos ciega. Tan solo el hecho de abrir los ojos y respirar por las mañanas ya es una bendición.


Debemos ser más agradecidos, dejemos de estar pendientes de lo negativo, ya que si concentramos nuestra atención solo en puntos negativos, pasamos por alto los puntos positivos. Sabemos que la vida es difícil, pero no somos los únicos que pasamos dificultades, muchas personas tienen menos que nosotros y tienen una sonrisa en la cara. Seamos agradecidos con Dios, demos testimonio de su Gloria, hablemos de todo lo bueno y de lo bendecidos que somos, empecemos a notar lo positivo y veremos cómo nos empezamos a llenar con cosas buenas. Alegremonos también con aquellas personas que han superado la enfermedad y el sufrimiento, ellos son la prueba viviente de que Dios no se olvida de nadie por muy insignificantes que parezcan al mundo. 
 Dios les Bendiga!

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