Reflexión diaria.


Queridos amig@s! En ocasiones caemos en el error de querer complacer y agradar a todo el mundo, nos da miedo que las personas tengan una mala imagen de nosotros, así que buscamos siempre su aprobación y por ende tendemos a complacer a las personas, esta acción nos genera un cansancio, nos angustia, nos llena de intranquilidad. Es una pérdida de tiempo y energía innecesaria, pues no podemos ser lo que no somos, no podemos complacer y agradar a todas las personas a nuestro alrededor, porque todos somos diferentes con distintas formas de pensar. Podemos ser amables pero no ir en contra de nuestros principios y pasar sobre nosotros mismos por los deseos de otros, debemos aprender a decir “No”. No siempre tenemos que decirle que “sí” a las personas, pues éstas podrían darse cuenta de nuestra conducta y abusar de nosotros.


Dejemos de preocuparnos por las opiniones de los demás, la única opinión que nos debe importar es la de Cristo Jesús, pensemos qué es lo que quiere Dios que hagamos, pues nuestro Padre nunca va abusar de nuestra benevolencia, más bien nos va guiar por el camino que nos conduzca a nuestro bienestar, cuando agradamos a Dios con nuestra conducta no perdemos energía, ni nos sentimos agobiados, nos sentimos alegres y a gusto porque no estamos tratando de ser otra persona más que nosotros mismos y la mejor que podemos ser pues nuestra conducta está guiada por Dios. Dios les Bendiga!

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