Reflexión diaria.

 


Queridos amig@s! Hoy en día el mundo nos envuelve en múltiples actividades, tenemos tantas cosas por hacer, el trabajo, los estudios, actividades extras que tomamos, como cursos, y un sinfín de oportunidades que el mundo nos ofrece en el que podemos gastar nuestro tiempo. En ocasiones todas estas actividades nos alejan de la familia. Recordemos que la familia es la base de la sociedad. Ésta es uno de los bienes más preciados que un ser humano puede tener y forma parte del plan de Dios para que podamos nacer y desarrollarnos en una comunidad de amor formando una gran población mundial llena de diversidad dando continuidad a la creación de Dios. Nuestro Padre celestial quiere que tengamos una familia amorosa fundada primeramente bajo la Gloria de Dios, donde nos regocijemos y nos apoyemos los unos a los otros. La familia y el hogar deben ser ese lugar donde nos refugiemos, nuestro motor de felicidad que nos impulse a salir adelante. Debemos sentirnos felices de llegar a casa y compartir con nuestros seres queridos, esas personas que nos aman y a las que amamos. Todas las personas que integran el núcleo familiar, son las que nos acompañarán en este paso por el mundo y siempre estaremos ligados a ellos, así que démosles la debida importancia que se merecen. A veces compartimos una casa pero la verdad es que cada quien anda en su mundo, no compartimos ni una comida juntos. Es triste ver que a veces compartimos y somos más atentos con otras personas que con los miembros de nuestra familia. Como toda relación este vínculo también debemos fortalecerlo cada día, busquemos hacer cosas en las que podamos compartir todos juntos un almuerzo, alguna actividad, una oración que fomente los lazos familiares. Debemos colaborarnos los unos a los otros, y apoyarnos en cada cosa importante que logre o tenga cada miembro. Busquemos recuperar esa conexión, no dejemos que otras personas y ocupaciones nos roben el tiempo y los momentos importantes de la familia.

No importa qué integrante de la familia seamos, todos podemos empezar a hacer algo para unirnos bajo la bendición de Jesucristo, dejemos de estar ausentes. Dios les Bendiga! 

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