Reflexión diaria.



Queridos amig@s! En Jesucristo somos renovados, somos nuevas personas. Aunque ya conozcamos de la palabra de Dios y hayamos recibido a Cristo en nuestro corazón, es importante mantenernos en una constante renovación, para ser nuevas criaturas, pero eso solo sucede si le permitimos que el Espíritu Santo se derrame sobre nosotros y la obra del Señor se manifieste en nuestras vidas. Debemos orar a Dios, estar en constante comunión con nuestro Padre y pedirle que nos lave con su agua de vida, que limpie las impurezas de nuestra mente, ya que muchas veces es en ella donde se libran las batallas espirituales, porque se infiltran pensamientos negativos que nos hacen dudar y perder la fe; que nos generan ansiedad y nos tientan a pecar; nos desenfocan y muchas veces nos apartan de Dios. Oremos para que el Señor aleje esos pensamientos negativos, para que limpie nuestra mente, le dé sosiego, y reemplace la negatividad con claridad, pureza y positivismo. Estudiemos la Palabra para que encontremos los ejemplos de vida que nos dejaron nuestros Héroes espirituales y sobre todo Jesucristo. Oremos para que el Señor nos haga mejores personas, para vivir felices, sin ataduras, amarguras, ni rencores; reconciliados con nuestros hermanos, en armonía, disfrutando de las Bendiciones de la vida, reflejando el carácter y el amor de Jesús. Esta renovación espiritual nunca debe parar, por eso debemos encontrarnos cada día con nuestro Padre a través de la oración y pedirle que nos dé un nuevo corazón renovado, que cada día vivamos su transformación para vivir liberados, y en completa armonía, haciendo siempre las cosas que agraden al Señor. Dios les Bendiga! 

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