Reflexión diaria.
Queridos amig@s! Llegó el momento de desprendernos del pasado. El año pasado y los años anteriores quizás dejaron huellas negativas en nuestras vidas, quizás atravesamos situaciones que nos llenaron de dolor, de angustias; momentos difíciles, de los que pensábamos que no saldríamos, pero sí lo hicimos, quizás perdimos algo o a alguien importante en nuestras vidas, quizás pasamos penurias, nos engañaron, nos usaron, nos mintieron, nos lastimaron, en fin cualquiera que fuese la situación que nos tocó atravesar es hora de deshacernos de ella, es hora de dejarlo atrás, debemos liberar esa carga y no permitir que nuestro pasado nos persiga robándonos la paz y la alegría de nuestro presente. Dios nos brinda una nueva oportunidad, nos brinda el privilegio de estar vivos para hacer la diferencia en nuestras vidas, para que busquemos el cambio que necesitamos, recordemos que mientras haya vida hay esperanza, no dejemos que el pasado nos oprima. No acumulemos en nuestro corazón sentimientos del pasado, como rencor, ira, dolor, angustia, que solo nos enferman, nos carcomen el alma y no ciega ante las posibilidades y las bendiciones que nos ofrece la vida a diario. Permitámosle a Dios que renueve nuestro corazón, que sane nuestras heridas y nos libere de las cadenas del pasado, que nos restaure. Digámosle al Señor que estamos cansados de cargar con las secuelas que dejaron las batallas pasadas, que le entregamos nuestras vidas a Él, que haga la Gloria en nuestras vidas, para que este año sea el año de la liberación, sea el año donde dejemos entrar las oportunidades, sea el año donde nos levantemos victoriosos y renovados en el Señor para darle la trascendencia que necesitamos. No dejemos que los fracasos del pasado nos llenen de miedo para intentarlo de nuevo, todo lo contrario, tomemos esas experiencias, saquemos las enseñanzas que nos dejaron y desechemos lo que no nos sirva y caminemos de la mano de Cristo hacia el camino de la victoria, hacia una vida guiada por la gracia del Señor. Dios les Bendiga!