Reflexión diaria.



Queridos amig@s! Los padres en general tenemos la tarea de formar a nuestros hijos para hacer frente a la vida, de allí la importancia de la aplicación de la disciplina en su educación, sin embargo,muchos son los padres renuentes para disciplinar a sus hijos. Una de las razones suele ser porque temen dañar la relación con ellos, que sus hijos se disgusten o que frenen el desarrollo de estos. No obstante, la correcta disciplina no causará daños irreparables a sus hijos, sino que, por el contrario, previene males mayores para el futuro. Un hijo sin disciplina vive sin restricciones, al mismo tiempo que no sabe usar su libertad, quedando totalmente expuesto al riesgo de ser esclavizado por los malos hábitos. La disciplina posibilita que el niño viva lejos de costumbres destructivas y se someta a las orientaciones de sus padres y conjuntamente a Dios, como se aconseja en Proverbios 29:17 “Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma.” La Biblia nos enseña en Proverbios 13:24 que si un padre ama a su hijo lo corrige cuando este se pasa de la raya, “El que detiene el castigo a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige”, de manera, que un padre que verdaderamente aprecia a su hijo es aquel que guía y enseña sabiamente sabiendo que la corrección forma parte del proceso, mientras  que el padre que no enseña ni instruye a un hijo es porque no lo ama. La disciplina tiene grandes beneficios para quien la recibe, ya que proporciona esperanza, vida, paz y carácter; es un fracaso ignorar las fallas de un hijo antes que abordarlas directamente, ya que la falta de disciplina enseña equivocadamente a los hijos que sus decisiones no tienen consecuencias. La mejor manera de disciplinar puede ser una tarea difícil de aprender, pero es crucialmente importante para lograr un sano desarrollo en los niños, por lo tanto, para poder aplicar la disciplina correctamente y de acuerdo con los principios bíblicos, los padres deben estar familiarizados con los consejos de las Escrituras con respecto a este tema y siempre brindarles un buen ejemplo a sus hijos tal como lo hace nuestro Padre con nosotros. Dios les Bendiga!

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