No es para nada fácil cambiar la seguridad y la comodidad de lo conocido por un lugar desconocido y un futuro incierto.
Queridos amig@s! Pensar: ¡Levántate y alza el vuelo! Son
buenas palabras para aquellos que están atrapados o se
sienten esclavizados, sin embargo, y aunque parezca
imposible de creer algunos se resisten a la orden de
marchar porque están acostumbrados al ambiente que los
rodea y lo prefieren a uno nuevo y desconocido.
Ejemplo de ello encontramos en los Israelitas cuando
fueron esclavizados en Egipto durante cuatrocientos años
por mano de Faraón, quien los oprimió cruelmente hasta
que ellos le pidieron a Dios en oración que los librara de
ese sistema. Es entonces cuando Dios rescata a su pueblo
por medio de su líder Moisés y a través de poderosos
milagros.
No obstante, era necesario que los israelitas emprendieran
su propia salida y viaje a una nueva dirección, en
principio ellos así lo hicieron, pero después de cruzar el
mar rojo comenzaron a quejarse y a manifestar su
descontento, llegando a preferir volverse a tierra de
esclavitud, como se lee en Éxodo 14:11-12 “Y dijeron a
Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado
para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así
con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo
que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los
egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que
morir nosotros en el desierto.”
La nación de Israel tenía todas las características de los
cristianos actuales, si puedes poner en perspectiva tu vida
y compararla con la actitud de este pueblo lo entenderás,
¿Cuántas veces has pedido a Dios empezar en otro lugar y
dejar atrás los lazos de esclavitud o la ayuda para salir de
una situación incómoda?
Y cuando recibimos su respuesta somos desorganizados y
muchas veces rebeldes; pero ahora es momento de romper
con ese mal y decidirte por seguir la guía de Dios, aun
cuando el camino parezca oscuro pues al final del túnel
siempre hay una luz para ti. Dios les Bendiga!