Relexión diaria.



Queridos amig@s! El aburrimiento es uno de los males de nuestro siglo, por lo que hoy día se nos ofrecen determinadas distracciones, como la televisión, redes sociales, entre otros, que en cierta forma disipan el aburrimiento; pero ¿por cuánto tiempo? Para algunos la situación es semejante a una droga cuyo consumo crea dependencia, por lo que la próxima vez necesitarán un estímulo más fuerte y una dosis más alta; de lo contrario, vuelve a apoderarse de ellos la deprimente sensación de que ya lo han visto todo, generando un círculo vicioso que termina por acabar la vida de quien la consume. Antes que ofrecer una solución, este tipo de entretenimiento quizás acaba siendo un factor que contribuye al aburrimiento. Aunque para muchos suene extraño, Jesús vino a salvarte en todos los sentidos en los que solo Él puede salvar a alguien, de tal manera, que el aburrimiento es uno de estos. El Espíritu Santo nos enseña a ver a Dios en cada detalle y así es imposible sentirse aburrido. Es muy fácil estar aburrido cuando no tienes a Jesús en tu vida porque nada satisface tu alma; pero más fácil que eso, es hallar gozo en Dios cuando Él te ha traído a la vida porque el carácter de Dios es completamente diferente; la Biblia nos enseña que es el ser más gozoso e imaginativo que existe, estas, tan solo son algunas de sus cualidades más evidentes cuando llegas a conocerle. Recuerda que la tristeza y la desidia son inventos de tu mayor enemigo. Si actualmente estás siendo atacado por la desidia o el aburrimiento, el mejor remedio para combatirlo es pedirle ayuda al Creador para que salgas de este mal que consume tu vida y te reduce a llevar una vida sin imaginación e ilusión. Dios les Bendiga.

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