Reflexión diaria.
Queridos amig@s! Hablar del dinero es siempre complicado, y mucho más cuando es en el contexto de la religión, porque aunque no muchos lo quieran admitir fácilmente se puede caer en dos extremos, el primero es amar el dinero sobre todas las cosas, convirtiéndolo en un dios en nuestra vida, y el segundo e igualmente triste es la negligencia en torno a la administración de este, por lo que no podemos pasar por alto este tema, porque aun Jesús hablo en varias oportunidades de este asunto, enseñándonos a darle buen uso a nuestros bienes materiales, y a ser buenos mayordomos de todo lo que Él nos da. Pero ¿Cómo podemos dar buen uso a nuestros bienes?, lo primero que debes saber es que además de beneficiar a tu salud económica, al convertirnos en buenos administradores también agradamos a Dios. Una de los principios bíblicos que debes tener en cuenta, es que para tener bonanza económica debes dar, como lo dijo Jesús en Lucas 6:38 “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo…” Nuestro uso del dinero señala las prioridades de nuestro corazón, utilizamos el dinero en las cosas que nos interesan o en lo que realmente amamos, por esto, una buena pregunta sería: ¿en qué inviertes tu dinero?, ¿en diversión, libros, ropa, accesorios, entre otros?, un reflejo de lo que ocupa nuestro corazón o de lo que más amamos sería nuestro presupuesto mensual. De esta forma si de verdad quieres expresar tu amor y devoción por Dios, una opción sería el ofrendar para la obra del Señor, eso sí, teniendo en cuenta que no debes hacerlo para que Dios te dé, sino porque Dios te ha dado, en Efesios 1:3 leemos lo siguiente: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.” Al momento de dar, no lo hagas creyendo que debes ofrendar para que Dios te bendiga o te prospere, sino al revés, ofrendamos porque Dios nos ha bendecido. Nuestras dadivas no son en forma de negociar con Dios, sino una muestra de agradecimiento por lo que Él nos ha dado. Dios te Bendiga.