Reflexión diaria.
Queridos amig@s! Estamos pasando por momentos en los que la enfermedad esta dañando la fe de algunas personas, porque no entienden bien la situación. Esta pandemia del covid 19 se extiende por todas las naciones y se alarga el tiempo de respuesta frente a esta crisis.
Ya hubo en el pasado otras epidemias y pestes que azotaron a la humanidad, pero parece que en estos tiempos modernos, nos cuesta aceptar que algo así se nos vaya de las manos. Sin temor a equivocarnos se puede afirmar que todos alguna vez hemos estado enfermos, ya sea que pasemos un resfriado, hasta algún dolor muscular.
Recordemos, nuestro cuerpo humano es totalmente propenso a enfermar. Si damos un vistazo a la Biblia encontraremos hombres y mujeres que tuvieron que pasar por una situación similar, que pudieron superar con la ayuda de Dios. Una de las preguntas más frecuentes en estos casos es: ¿cuál es el origen de nuestras enfermedades? y de forma general, se puede decir que forman parte de las muchas consecuencias del pecado de la humanidad y además de eso, son permitidas por Dios, pero lo más importante es tener presente que a través de ellas Dios manifiesta su poder en nosotros. Recordemos el caso de un hombre ciego de nacimiento, cuya historia leemos en Juan 9:1-3 “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él”, la ceguera de este hombre sirvió para que la gracia, poder, y misericordia del Señor Jesús se evidenciaran con él, aunque la tragedia de este hombre ciego vino como consecuencia del pecado y caída del hombre en el jardín del Edén, el hijo de Dios aprovechó esta situación para mostrar lo que Dios quiere y puede hacer en favor de la humanidad. Dios con todo su poder puede usar lo que para ti es una enfermedad o desgracia para mostrar su gloria de muchas maneras, por ello debemos aceptar nuestra situación sea la que sea, sin juzgar ni perder la fe en nuestro Creador, con Fe toda sanación es posible, lo difícil no es sanar, lo que más nos cuesta es creer que es posible.
Recordemos en Mateo 15:28
"Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.» Y desde aquel momento quedó curada su hija."
Dios les Bendiga!