Una mente sana es un cuerpo sano.

Queridos amig@s! Nuestra vida espiritual es más importante de lo creemos. Cuando estamos en conflicto con nuestras creencias podemos sufrir depresión. Muchas enfermedades tienen un origen mental, por eso les quiero explicar lo que son las enfermedades psicosomáticas.

Las enfermedades psicosomáticas son aquellas en las que la sintomatología física va directamente relacionada con motivos psicológicos. Es decir, que nuestro cuerpo se resiente por la influencia psicológica que acaba por agravar los propios síntomas físicos. Se puede decir que los síntomas físicos afloran para ocultar la angustia emocional.

Las enfermedades psicosomáticas aparecen después de fuertes procesos emocionales como depresión, ansiedad o estrés y se derivan en síntomas físicos. Simplemente es un “desequilibrio entre el cuerpo y la mente”, que en algunos casos provoca la disminución de las defensas y, por tanto, que seamos más vulnerables ante los agentes externos.
En casos en los que la carga emocional es muy fuerte pueden producir enfermedades más serias como el cáncer. 

Que las emociones afectan a nuestra fisiología es algo que ya se intuía hace cien años. El doctor Carl G. Jung nos dejo reflexiones geniales como:

“La enfermedad es el esfuerzo que hace la Naturaleza para curar al hombre”

O esta otra: “La visión sólo llegará cuando uno pueda mirarse a su corazón. El que mira afuera, sueña, el que mira adentro despierta” Otra que siempre me hace reflexionar es la afirmación de Jung de que prefería ser “un individuo completo antes que una persona buena”.

En este espacio ya hemos hablado del doctor Hamer y de sus estudios llamados "la nueva medicina germánica"  les recomiendo que busquen información sobre ella en internet. Hamer trabajó en descubrir los mapas cerebrales y encontrar en ellos los disparadores biológicos, es decir, cuando se activan emociones debido a los conflictos que todos tenemos, tanto biológicos como emocionales. Él no nos dejó una metodología para acceder al inconsciente y provocar en él los cambios necesarios para sanarnos. De ello se encargaron una serie de investigadores como Claude Sabbah, Marc Frèchet, Anne Schützenberger, Francoise Dolto, entre otros muchos.

Investigadores de la Universidad de Berkeley han llegado incluso a sugerir que lo que más pesa sobre nuestro corazón y arterias es la supresión de las emociones negativas por parte del consciente o cerebro cognitivo, y no las emociones negativas en sí mismas. Dicho de otra manera, lo que nos afecta no es la situación conflictiva, sino el cómo la vivimos, cómo la sentimos.

Por lo que pueden comprobar este tema esta muy estudiado, lo curioso es que son pocos los médicos que se toman en serio estos descubrimientos, algunos lo llaman pseudociencia porque no depende tanto de un diagnóstico convencional ni de la medicina química, todo comienza dentro de nosotros mismos.

Lo cierto es que cada día hay más casos registrados de personas que han sido sanadas de sus enfermedades encontrando el desencadenante psicológico que las origino, parece un milagro ¿verdad?.

Nuestro cerebro vehicula las emociones gracias al cerebro emocional, es como un cerebro dentro del cerebro. Este cerebro cuenta con una arquitectura distinta, con una organización celular diferente, e incluso con propiedades bioquímicas distintas del resto del neocórtex. Este cerebro emocional suele funcionar independientemente del neocórtex. El cerebro emocional controla todo lo que rige el bienestar psicológico y una gran parte de la fisiología del cuerpo. Los desordenes emocionales son consecuencia de disfunciones de este cerebro. Estas disfunciones tienen su origen en experiencias dolorosas vividas en el pasado y sin relación con el presente, pero que se hallan impresas de manera imborrable en el cerebro emocional. Estas experiencias acostumbran a controlar nuestras percepciones, a veces varias décadas después.

La psicología cristiana es una de las terapias que utilizamos, esta nos ayuda a encontrar los códigos que nuestra mente tiene previstos en caso de conflictos biológicos, y emocionales, la mente y el cuerpo reaccionan para adaptarse a la nueva situación. 

Nuestra tarea es sanar tú estado emocional de manera que se adapte al presente en lugar de continuar reaccionando a situaciones traumaticas del pasado.

Estos métodos terapéuticos activan los mecanismos naturales de curación, que recuperan el equilibrio y el bienestar.

La persona se vuelve entonces consciente de esta emoción que lo estaba dañando, que tal vez se mantenía oculta o reprimida por  diferentes razones ya sean, por su propia personalidad o culturales, religiosas, tabús, etc. 

Entonces aprenderá a buscar la solución a sus problemas emocionales, para poder vencerlos debemos comenzar confiando en la guía y dirección de nuestro Señor Jesucristo, comprendiendo nuestra dependencia de su Poder nos capacitará para ser sanados en todos los niveles. 

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