Reflexión diaria.


Queridos amig@s! Este pasaje del evangelio es de mis favoritos y comienza cuando después de haber alimentado a cinco mil personas Jesús vino a sus discípulos andando sobre el mar, al reconocerlo Pedro le pide ir hacia él también caminando por las aguas, Jesús le invita a venir, Pedro así lo hizo pero en el camino tuvo miedo por el fuerte viento y comenzó a hundirse, es entonces cuando este le pide ayuda a Jesús para salvarse. En la vida tendremos victoria cuando nuestra confianza está en el señor, Pedro comenzó a hundirse porque no siguió mirando a Jesús, sino que al contrario miró las fuertes olas y vientos que azotaban el mar esa noche levantándose en su contra, lo que llevó a que su fe menguara. En la vida quizás no caminemos sobre las aguas pero sí caminaremos por suficientes pruebas y situaciones adversas que nos puedan hacer apartar la mirada de Jesús y dudar. Si bien es cierto que algunas veces nuestra fe decae, esto no significa que hemos fallado, por el contrario cuando Pedro decayó volvió su mirada a Jesús y clamó a la única persona capaz de ayudarle, como lo vemos en Mateo 14-30 “pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡señor, sálvame!”.  A fin de mantener tu fe en medio de las tormentas, mantén tus ojos en Cristo, él será tú refugio. 

Si aún tú fe no es lo suficientemente madura, busca ayuda en algún amigo que ya tenga la suficiente fe y experiencia para apoyarte, verás como todo mejora. 

Los creyentes verdaderos nos apoyamos siempre unos en otros y no dudamos en ayudar a quienes nos rodean. 

Sólo hay que tener un poco de humildad para pedir consejo y ayuda, todos lo hemos hecho en alguna ocasión. Yo personalmente nunca me he sentido defraudado. 

Dios les Bendiga! 

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