Reflexión diaria.


Queridos amig@s! Un día más les comparto un versículo del evangelio para meditar sobre el:
"Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman" (Santiago 1: 12).

Reflexión: El deber de cada uno de nosotros en medio de las pruebas es fijar los ojos en  el galardón que Dios nos tiene preparado, si nos fijamos en el versículo de Santiago 1:12 vemos que Dios nos regala una promesa para fortalecernos y para saber cómo actuar ante las adversidades, pues nos dice que nosotros debemos reconocer que las pruebas son nuestra oportunidad para crecer en la fe, para renacer y empezar con más fuerza acercándonos cada vez más a la corona de vida. Santiago nos enseña que es bienaventurado todo aquel que soporta las pruebas, y quizás pensemos ¿cómo puede ser eso posible?, ¿acaso Dios quiere que suframos?, para nada, nuestro Padre sufre con nosotros, por eso busca la manera de brindarnos el apoyo, la fuerza y de ayudarnos a salir de la dificultad en la que nos encontramos, además muchos de nuestros problemas son el resultado de nuestras decisiones y en otros son solo momentos difíciles que debemos atravesar para lograr aquello que realmente queremos, quizás solo es una preparación para lo que nos depara el futuro, pues como todo en la vida siempre se requiere de un tiempo de evolución y desarrollo, lo irónico es que aunque sea algo natural siempre estamos esperando que las cosas sucedan de un día para otro y mientras tengamos esa mentalidad vamos a sufrir y nos vamos a frustrar. Por eso en muchas ocasiones nuestro Padre no nos puede responder de inmediato, porque ¿qué padre no educa a su hijo? Por ello nuestros pensamientos ante la adversidad deben estar colocados en Dios, en su promesa que recuerda Santiago, pues el cristiano que soporta la prueba o la tentación es el vencedor, así que no perdamos el enfoque y busquemos la guía de nuestro Padre. ¿Por qué debemos soportar la prueba? Porque esta nos hace tener paciencia, porque por medio de la prueba maduramos en la fe cristiana y a través de ella somos transformados al carácter de Jesucristo.  Si le amamos y perseveramos hasta el fin seremos glorificados, pero no tengamos miedo, porque si se lo permitimos Cristo estará siempre a nuestro lado sosteniendo nuestra mano para que no caigamos. Dios les Bendiga! 

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