Reflexión diaria.


Queridos amig@s! Como cada día les comparto una cita bíblica para reflexionar hoy:
«Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando». (Marcos 10:46)
Reflexión: La Biblia en algunos de sus evangelios narra la historia de un hombre llamado Bartimeo quien era víctima de dos grandes males: la ceguera y la pobreza. Si bien es cierto que es extremadamente triste ser ciego, si se poseen muchas riquezas tiene a su disposición un consuelo que puede aminorar la oscuridad de sus ojos y aliviar la tristeza de su corazón, a la misma vez que facilita su calidad de vida. Pero ser ciego y pobre a la vez es una combinación de dos severos males. El caso de Bartimeo se asemeja a la naturaleza de la humanidad, es cierto que la mayoría de nosotros se considera capaz de ver, pero este solo es uno de los aspectos de dicha ceguera, la cual es de tal naturaleza que nos hace pensar que nuestra visión es perfecta, pero cuando venimos al conocimiento de la verdad y somos igualmente iluminados por el Espíritu Santo, descubrimos que nuestra visión previa era verdaderamente ceguera. Espiritualmente sin Jesús en nuestras vidas somos ciegos e incapaces de comprender nuestra condición perdida solo hasta que Él abre nuestros ojos. Pero además de no poder ver, también somos pobres por naturaleza y esto es porque nuestro padre Adán perdió nuestra primogenitura y nuestras propiedades, por esta razón, la humanidad entera quedó en un estado de mendicidad sin nada con lo que pudiera comprar pan para sus almas hambrientas, ni vestido que pudiera cubrir sus desnudos espíritus. La ceguera y pobreza son las más claras características de todos los seres humanos en el mundo espiritual, hasta que Jesús abre nuestros ojos, y de estar en oscuridad pasamos a la luz, y de no tener nada y ser mendigos espiritualmente, pasamos a ser hijos del Dios que lo tiene todo, y esto gracias al infinito amor de Dios por su creación, que aun sin merecer su ayuda debido a nuestra tendencia al mal, nos demostró y aun hoy vemos su gran amor para con nosotros a través de su hijo Jesús, tal como se aprecia en Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Dios les Bendiga! 

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