Reflexión diaria.


Queridos amig@s! Aquí les comparto la cita bíblica para hoy, esta vez de libro de Salmos del Antiguo Testamento: "Envió su palabra, y los sanó, Y los libró de su ruina"
(Salmo 107:20).

Reflexión: La Palabra de Dios produce sanidad y lo podemos comprobar en el Salmo 107:20. Dios puede sanar lo más profundo de nuestro ser, a veces encontramos personas abrumadas por la vida que tienen, amarrados a un pasado que les pesa en el presente, o hundidos en el presente llenos de tristeza, dolor y angustia, encontrándose sin rumbo, sin horizonte, sin saber por dónde empezar a buscar la salida del túnel. Si eres una persona que se encuentra en una situación similar, o si en algún momento llegamos a enfrentar tal circunstancia la respuesta siempre es la Palabra de Dios. Es que la Palabra de Dios es vida, Salvación, guía y sanación. A través de la Palabra de Dios y la oración experimentamos su poder, presencia, escuchamos su voz y aprendemos del Maestro de maestros. La sanidad comienza con el conocimiento de Dios, de sí mismos y los principios consignados en la Palabra de Dios. Por medio de las Sagradas Escrituras nos conocemos a nosotros mismos, empezamos a amarnos y a aceptar el amor de Dios, el cual es fundamental en nuestra sanación como dice Jeremías 31: 3 “ el Señor se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia”. A través del amor del Señor somos sanados. Hay personas que si se ponen a ver la raíz de todos sus problemas y dolencias, la falta de amor es el centro de ello, pero El creador del cielo y de la tierra nos ofrece a ti y a mí su amor incondicional, ese amor que va más allá del entendimiento humano e incluso por amor a nosotros Cristo dio su propia vida para salvarnos, ¿qué amor hay más grande que ese? Dejemos de sufrir ya, Cristo llevó nuestras enfermedades, sufrió nuestro dolor, así que no es necesario seguir sufriendo, dejemos de preocuparnos por las cosas materiales, dejemos atrás todo aquello que nos entristece y sintamos que Cristo nos está abriendo la puerta hacia la sanidad, Dios nos está esperando para sanar nuestras heridas. No suframos más, vayamos confiados al Señor, dediquemos un momento al día para hablar con el y ponernos en sus manos. Dios les bendiga! 

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