Reflexión diaria.


Queridos amigos! Como cada día les envío una cita bíblica para reflexionar y también para conocer mejor a nuestro Salvador Jesucristo. 
En el evangelio de Juan leemos: "Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo" (Juan 8:28).

Reflexión: Jesús nos mostró una total dependencia del Padre, nos enseñó la importancia de estar conectado con Dios, de buscarlo desde la mañana para nutrirnos y obtener su Bendición, para estar preparados para enfrentar los desafíos del día a día. Jesús nos dejó claro su Deidad, el Hijo de Dios, y como ya lo hemos leído anteriormente el Hijo y el Padre uno solo son, pero con todo y eso nunca descuidó su comunión con su Padre enseñándonos la importancia de tenerla. Jesús siendo Dios y aunque se mantenía compartiendo la Palabra Dios y el mensaje de Salvación, dedicando su vida a la obra, demostró una dependencia total por el Padre, como nos lo dice en Juan 8:28. A veces cuando asistimos a una iglesia o cuando hacemos buenas obras ya sea de ayudas sociales o compartiendo el mensaje de salvación tendemos a descuidar nuestra relación personal con Dios, quizás nuestras intenciones son buenas y estamos ayudando pero el Señor también te quiere a ti y a mí, quiere tener esa relación cercana con cada uno de nosotros, ni aun Jesús cuando se pudiese decir que Él estaba como eximido de mantenerse orando y nutriéndose del Padre, porque al fin y al cabo Él era Dios y contaba con todos los conocimientos necesarios de la Palabra, ni por un instante dejó su comunión con el Padre, entonces ¿por qué nosotros osamos pensar que por ir a una iglesia, ser buenas personas, predicar y ayudar a otros entramos en un nivel superior que nos desliga del Señor, pudiendo caminar solos? Recordemos que una rama por sí solo no puede dar frutos, necesitamos estar unidos a la vid verdadera. Y no solo basta con leer artículos cristianos, se trata de hablar con Dios, establecer una amistad cercana con él, conocerle de verdad, estudiar su Palabra, orar y alabarle. Mantenernos cerca de Dios nos llena de su inmenso amor, misericordia y bendición, nos nutre con las vitaminas necesarias para vivir con sabiduría, fortaleza, fe,  energía, amor, paz, entre otras igual de importantes. Por nada del mundo descuidemos nuestra relación con Dios, ni bajemos la guardia, ya que desligarnos un poco de Él podría desviarnos del camino, sigamos el ejemplo de nuestro Gran Yo Soy, Cristo Jesús. 
Espero que nos vuelvan a visitar, que Dios les bendiga! 

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