¿Qué nos dice la Biblia sobre el pecado?

Queridos amig@s, ¡gracias por leer nuestro blog! Trabajamos incansablemente para acercarles las verdades bíblicas sin entrar en dogmas o suposiciones humanas de las que derivan las religiones y filosofías. Las personas que escribimos en este blog queremos que cada lector independientemente de su confesión, pueda comprobar las enseñanzas bíblicas tal y como se exponen en las sagradas escrituras. La Biblia se basta sola para dar testimonio de la manifestación de Dios en el mundo y de su plan de Salvación para la humanidad.

Hoy les comparto lo que él estudio bíblico nos enseña sobre el pecado.
Junto con el concepto de la SALVACIÓN, el concepto de pecado se manifiesta a través de toda la Biblia, y constituye la antítesis del amor redentor de Dios, el cual las Escrituras proponen como tesis principal. Pecado es aquel poder misterioso primordial que se opone por naturaleza a Dios y a su buena voluntad para con el hombre, así como también todo el conjunto de manifestaciones y consecuencias trágicas del mismo. Por consiguiente, existe un amplio vocabulario relacionado con el pecado. Además, como la naturaleza pecaminosa se manifiesta claramente en la historia, es elocuente el valor y la actualidad constantes de las porciones narrativas de la Biblia al respecto (cf. Ro 15.4 y 1 Co 10.1-11).
Términos Descriptivos
Para hablar sobre el pecado los hebreos emplearon palabras tomadas de las relaciones humanas: por ejemplo, falta, iniquidad, rebelión, injusticia, etc. El judaísmo intertestamentario agregó otro del cual el Nuevo Testamento había de hacer mucho uso: 'deuda'. Los principales aspectos destacados de acuerdo con los diferentes vocablos de los idiomas bíblicos son los siguientes:
1. La realidad objetiva del pecado sin miras o con miras a sus consecuencias, motivaciones, etc. Inclusive se toma en cuenta la posibilidad de pecar sin saberlo ('por yerro', cf. Lv 4.2; Nm 15.27; etc.).
2. La rebelión como acto consciente de la voluntad. La manifestación más extrema de esta voluntad rebelde es el pecado cometido 'con SOBERBIA' (RV; el hebreo dice 'con mano alzada', Nm 15.30; etc.).
3. Culpabilidad (INIQUIDAD; MALDAD).
4. Errar, salir del camino. Aparece con frecuencia como verbo: 'errar', 'desviarse', 'andar perdido' o 'ciego' y 'divagar'.
5. El concepto que en el Nuevo Testamento se traduce 'deuda' u 'ofensa'.
Como la mentalidad hebrea no distinguía rígidamente entre la acción y sus consecuencias o motivaciones, el mismo vocablo podía significar el acto de pecar, la culpabilidad consecuente o el castigo merecido. Debido a este fenómeno, por ejemplo, la expresión 'visitar la maldad' (Éx 20.5, etc.) significa 'castigar por su maldad'.
Naturaleza Del Pecado
El pecado consiste en cualquier infracción de las normas que salvaguardan la vida normal, o sea, la comunión entre Dios y el hombre o entre los hombres. El pecado (como JUSTICIA) se interpreta en términos de relaciones personales: pecar contra alguien, sea Dios u otro hombre. Y como es Dios el que ha establecido las normas que se infringen, cada pecado es, al final de cuentas, rebelión contra Él (2 S 12.13; Sal 51.4). Esta actitud no solo es la característica más distintiva del concepto bíblico del pecado, sino también la medida de su funesta naturaleza. De ahí que para el pueblo hebreo cualquier infracción del sistema jurídico o cultural también representaba pecado y traía como consecuencia culpa delante de Dios. Es evidente que cada acto pecaminoso de la voluntad es fruto de la condición del alma pervertida de la humanidad (cf. Pr 4.23; 23.7; Mc 7.20-23; Ro 8.15-25). Esta condición se conoce como depravación. Es la incapacidad de evitar el pecado y hacer el bien sin la ayuda de Dios. Esto culminaría, si no fuera por la REDENCIÓN que ofrece Cristo, en la MUERTE (Stg 1.15, cf. Jn 3.14).
El relato de Gn 3, a pesar de que no aparece en él ninguno de los vocablos clásicos para señalar el pecado, nos muestra gráficamente las características primordiales de este. Es un acto de desobediencia motivado por el deseo del ser humano de autoestablecer las normas y ser el dueño de su propio destino. Rompe la comunión íntima que antes existía entre Dios y el hombre, y también la que existía entre los hombres (ADÁN; EVA). Trae como consecuencia la MUERTE y el sufrimiento, y desata fuerzas contrarias al hombre y su felicidad; produce el estado en el que el género humano se encuentra desde entonces. El pecado de Adán implicaba un significado único para toda la especie humana (Ro 5.12, 14-19; 1 Co 15.22), pues en alguna manera él representaba a sus descendientes en un PACTO con Dios (Os 6.7), y su pecado se le imputó a ellos (Ro 5.19). Sin embargo, Dios no castiga a la especie humana por el pecado de Adán, sino que cada uno incurre en su propia culpabilidad. En relación con el tema, los pasajes clásicos son Ez 18 y Ro 3.9-20 entre otros.
Pecado y Redención
Tras el primer pecado se nos dio la primera palabra de ESPERANZA (Gn 3.15), y se señaló el camino que Dios seguiría en el desenvolvimiento de la 'historia de la salvación'. Tras siglos de trato con su pueblo hebreo a base de una ALIANZA en la que les ofrecía PERDÓN y redención (REDENTOR, REDENCIÓN), pero a la que repetidamente respondían con rebelión e infidelidad, Dios mandó a su Hijo en la persona de Jesús de Nazaret para que destruyera a los poderes de maldad definitivamente y en nombre de toda la humanidad Jesús encarnaba el amor de Dios que se opone al pecado y a sus consecuencias.
Jesús buscaba la compañía de pecadores, y vio su misión como la de perdonar pecados (Mt 9.6; Jn 8.34-36, etc.). Sus discípulos predicaron en su nombre el perdón de los pecados en todas las naciones (Lc 24.47; cf. Hch 2.38; 3.19; 5.31, etc.).
El Pecado Y El Cristiano
Las enseñanzas y obras de Jesucristo y los apóstoles dan un nuevo enfoque al concepto del pecado. En vez de medir las acciones de las personas de acuerdo con el legalismo de las 'interpretaciones oficiales' de una serie de MANDAMIENTOS, Jesús partió siempre de la motivación (Mt 15.19s; cf. 7.17s). Vio el AMOR como la única fuerza capaz de derrotar al pecado (Mc 12.28ss; Lc 7.47). La misma victoria suya sobre el pecado es motivada por el amor divino (Jn 3.16; 13.1), y tal amor de Dios había de motivar y capacitar asimismo a los suyos para vencer el pecado (Ro 12.8-10; 1 Jn 4.7-11; cf. Ro 14.23, la fe actúa siempre por el amor).
Es a la luz de esta manera de ver el pecado que se puede comprender también otra novedad del Nuevo Testamento: la relación entre la culpabilidad y el nivel de desarrollo de la CONCIENCIA de los fieles (Ro 14; 1 Co 8.7-13; etc.).
Es notable que Pablo, siguiendo la LXX, hable del pecado casi exclusivamente en singular, viéndolo como un todo, como una potencia espiritual enemiga de Dios y del hombre al cual Cristo ha derrotado. Sin embargo, el Nuevo Testamento advierte a los creyentes sobre una serie de pecados individuales, y reconoce que la historia de Cristo está para realizarse por la fe en la vida de cada uno de los suyos (1 Jn 5.4).
La Biblia atribuye al DIABLO el haber introducido y perpetuado el pecado en el mundo, pero deja sin resolver el enigma del origen del mal.
Lo que si tenemos claro es que a través de Cristo podemos recibir el perdón de nuestros pecados, pues sólo Dios puede perdonar la transgresión de sus leyes.
El requisito indispensable para hallar el perdón es el de aceptar a Cristo como nuestro salvador y como dijo el apóstol Pablo, nacer de nuevo en Cristo porque morimos para el pecado cuando hemos decidido seguir al Señor. 

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