El séptimo día (el Sábado).
Amigos, gracias por leer nuestro blog, interesarse por la Biblia les llenará de sabiduría y bendiciones.
Hoy les voy a compartir la importancia del Sábado en el Antiguo Testamento, para entender leamos el versículo:
Génesis 2:2
«Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.»
El día séptimo, o sea, el sábado (que originariamente significaba “siete”), recibe aquí su institución divina. Dios lo santificó (leer el v. 3). Realmente Dios nunca descansa a manera del hombre. Si Dios no obrase sin cesar, toda la creación volvería a la nada. (Salmos 62, 9; 103, 29) por lo cual Jesús pudo decir en día de sábado: “Mi Padre hoy como siempre está obrando” (Juan 5, 7). De este versículo se sigue que la institución del sábado o día de descanso es anterior a la legislación sinaítica, la cual la supone (Éxodo 16, 23 y 30). El pueblo de Israel debió descansar después de los seis días de trabajo, y lo mismo la tierra cada siete años (Éxodo 23, 10; Levítico 25, 1; Deuteronomio 15, 1), en memoria del séptimo día en que Dios “descansó” después de la Creación. Algunos teólogos van más lejos y ven también en la historia del mundo un plan septenario: cuatro milenios antes de Cristo, dos milenios después de Cristo y un milenio de reinado de Jesucristo. Los demás pueblos antiguos no conocían el sábado; los egipcios tenían décadas de días; los babilonios daban el nombre de sábado (schabatu) al día 15 del mes (plenilunio), el cual era para ellos un día de penitencia. El “séptimo día” de los cristianos es, según tradición apostólica, el domingo, el “día del Señor”, porque Cristo resucitó en ese día ( I CorintiosEl día séptimo, o sea, el sábado (que originariamente significaba “siete”), recibe aquí su institución divina. Dios lo santificó (v. 3): Expresión antropomórfica. Dios nunca descansa a manera del hombre. Si Dios no obrase sin cesar, toda la creación volvería a la nada. (Cf. Salmo 62, 9; 103, 29; Sabiduría 1, 7); por lo cual Jesús pudo decir en día de sábado: “Mi Padre hoy como siempre está obrando” (Juan 5, 7). De este versículo se sigue que la institución del sábado o día de descanso es anterior a la legislación sinaítica, la cual la supone (cf. Éxodo 16, 23 y 30). El pueblo de Israel debió descansar después de los seis días de trabajo, y lo mismo la tierra cada siete años (Éxodo 23, 10; Levítico 25, 1 ss.; Deuteronomio 15, 1 ss.), en memoria del séptimo día en que Dios “descansó” después de la Creación. Algunos teólogos van más lejos y ven también en la historia del mundo un plan septenario: cuatro milenios antes de Cristo, dos milenios después de Cristo y un milenio de reinado de Jesucristo. Los demás pueblos antiguos no conocían el sábado; los egipcios tenían décadas de días; los babilonios daban el nombre de sábado (schabatu) el día 15 del mes (plenilunio), el cual era para ellos un día de penitencia. El “séptimo día” de los cristianos es, según tradición apostólica, el domingo, el “día del Señor”, porque Cristo resucitó en ese día ( I Corintios 16, 2).
Para los judíos actuales el Sábado es un día sagrado, lo consideran así en memoria de este pasaje del Génesis y es día Santo por la ley recopilada por el mismo Moisés (Éxodo 31:16), actualmente los judíos más observadores de la ley mosaica, no trabajan ni realizan actividad alguna en sábado y santifican ese día cada semana.
Hoy les voy a compartir la importancia del Sábado en el Antiguo Testamento, para entender leamos el versículo:
Génesis 2:2
«Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.»
El día séptimo, o sea, el sábado (que originariamente significaba “siete”), recibe aquí su institución divina. Dios lo santificó (leer el v. 3). Realmente Dios nunca descansa a manera del hombre. Si Dios no obrase sin cesar, toda la creación volvería a la nada. (Salmos 62, 9; 103, 29) por lo cual Jesús pudo decir en día de sábado: “Mi Padre hoy como siempre está obrando” (Juan 5, 7). De este versículo se sigue que la institución del sábado o día de descanso es anterior a la legislación sinaítica, la cual la supone (Éxodo 16, 23 y 30). El pueblo de Israel debió descansar después de los seis días de trabajo, y lo mismo la tierra cada siete años (Éxodo 23, 10; Levítico 25, 1; Deuteronomio 15, 1), en memoria del séptimo día en que Dios “descansó” después de la Creación. Algunos teólogos van más lejos y ven también en la historia del mundo un plan septenario: cuatro milenios antes de Cristo, dos milenios después de Cristo y un milenio de reinado de Jesucristo. Los demás pueblos antiguos no conocían el sábado; los egipcios tenían décadas de días; los babilonios daban el nombre de sábado (schabatu) al día 15 del mes (plenilunio), el cual era para ellos un día de penitencia. El “séptimo día” de los cristianos es, según tradición apostólica, el domingo, el “día del Señor”, porque Cristo resucitó en ese día ( I CorintiosEl día séptimo, o sea, el sábado (que originariamente significaba “siete”), recibe aquí su institución divina. Dios lo santificó (v. 3): Expresión antropomórfica. Dios nunca descansa a manera del hombre. Si Dios no obrase sin cesar, toda la creación volvería a la nada. (Cf. Salmo 62, 9; 103, 29; Sabiduría 1, 7); por lo cual Jesús pudo decir en día de sábado: “Mi Padre hoy como siempre está obrando” (Juan 5, 7). De este versículo se sigue que la institución del sábado o día de descanso es anterior a la legislación sinaítica, la cual la supone (cf. Éxodo 16, 23 y 30). El pueblo de Israel debió descansar después de los seis días de trabajo, y lo mismo la tierra cada siete años (Éxodo 23, 10; Levítico 25, 1 ss.; Deuteronomio 15, 1 ss.), en memoria del séptimo día en que Dios “descansó” después de la Creación. Algunos teólogos van más lejos y ven también en la historia del mundo un plan septenario: cuatro milenios antes de Cristo, dos milenios después de Cristo y un milenio de reinado de Jesucristo. Los demás pueblos antiguos no conocían el sábado; los egipcios tenían décadas de días; los babilonios daban el nombre de sábado (schabatu) el día 15 del mes (plenilunio), el cual era para ellos un día de penitencia. El “séptimo día” de los cristianos es, según tradición apostólica, el domingo, el “día del Señor”, porque Cristo resucitó en ese día ( I Corintios 16, 2).
Para los judíos actuales el Sábado es un día sagrado, lo consideran así en memoria de este pasaje del Génesis y es día Santo por la ley recopilada por el mismo Moisés (Éxodo 31:16), actualmente los judíos más observadores de la ley mosaica, no trabajan ni realizan actividad alguna en sábado y santifican ese día cada semana.